Salón de Detroit 2006

La industria norteamericana tiene que cambiar o morir. Esta sentencia tan dura no es nuestra. Fue lanzada por Mark Fields, alto directivo de Ford, al analizar los malos datos de ventas de su compañía en 2005. Aunque es un eslogan algo tenebroso, sirve perfectamente para describir cuál es el estado de ánimo actual de la automoción estadounidense. Así, no es de extrañar que el Salón de Detroit de este año se presente con más urgencias y necesidades que nunca, pero también con una carga extra de esperanza, ilusión y esfuerzo.

Salón de Detroit 2006
Salón de Detroit 2006

El año 2005 ha sido tan malo como el 2004 para los fabricantes estadounidenses. Mes tras mes, sus marcas pierden terreno frente al empuje avasallador de las firmas japonesas. Sus fábricas son cada día menos rentables, sus modelos menos valorados y sus costes más insostenibles.

Todos los productores americanos están inmersos en profundos programas de recorte de personal y gastos, planes a largo plazo que, de momento, sirven para que las empresas no quiebren.

El hundimiento del frente unido que antes presentaban las tres grandes –General Motors, Ford y Chrysler- ha dejado libre el paso a nombres como Toyota, tercera empresa ya del mercado norteamericano y, si nada lo impide, primera del mundo a lo largo de 2006. Otras firmas orientales, como Nissan y Honda, también saquean el solar estadounidense y se hacen fuertes a costa de las veteranas y algo anquilosadas marcas locales.

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Así las cosas, no es de extrañar que lo más interesante del Salón de Detroit, la gran fiesta del año para este mundillo, aparezca algo más apagado de lo normal. Las alegrías, y los grandes avances, vienen de la mano de las compañías orientales y europeas, mientras que las empresas americanas se replantean sus formatos y sus propuestas. Por si había poco que lamentar, las marcas chinas hacen su primera incursión en el certamen con sus coches baratos y su arrojo comercial: Geely es la primera en llegar.Si crisis es sinónimo de cambios, cabe esperar que el Salón de Detroit nos indique por dónde van a ir los tiros de la transformación que necesita la industria para sobrevivir a su propio gigantismo.Hace unos pocos años, las marcas norteamericanas mostraron muy buena cintura al reaccionar a un principio de decaimiento con un retorno a los grandes todo terrenos. El movimiento les funcionó muy bien, pero ahora las cosas han cambiado mucho.Los altos precios de la gasolina y los condicionantes medioambientales apuntan directamente contra esos grandes 4x4, que empiezan a perder cuota de mercado, y los fabricantes tienen que proponer otras soluciones. Por eso, en Detroit, hay que estar muy atentos a la oleada de coches híbridos, ecológicos, de hidrógeno… Son el futuro del sector y, por tanto, punta de lanza de lo que vendrá en los próximos años.

Junto a los híbridos, hablaremos de los “crossover", esos coches que aúnan características de varios segmentos y que valen para todo. Tienen la virtud de atraer al público más dispar, algo muy necesario para un constructor.

Dentro de este particular apartado, se consolida este año una subespecie muy interesante, los CUV, abreviatura de Crossover Utility Vehicle o, para entendernos, un todo terreno ligero con formas de berlina, maneras de monovolumen y carácter deportivo. Además, los observadores americanos ya hablan de una especie de revolución de los coches pequeños. Obligados por la competencia, los fabricantes de Detroit han empezado a pensar en coches de tamaño más reducido, más humanizado. Siguen ahí los Hummer y otros gigantes, pero, por primera vez, proliferan los utilitarios y los compactos, coches poco habituales en estas lides. “Lo pequeño ya es grande", dicen para maquillar el cambio…Por último, resulta impresionante asistir, año tras año, al espectacular salto tecnológico que vive este mundo del motor. Buscando dar más valor añadido a sus coches, todos los fabricantes (aquí no hay banderas) se han lanzado a llenar los coches de gadgets de lo más variado: control de crucero inteligente, airbags de última generación, radio por satélite, consolas de juegos… Todo vale para enganchar al comprador.

Pero, claro, un salón como éste no puede defraudar a los aficionados y no olvida su esencia: los prototipos. Si hay un evento mundial de este tipo que deslumbra por su altísima sofisticación técnica, ése es el Salón de Detroit, el gran escaparate donde todas las marcas exponen lo más avanzado, lo mejor de sus blocs de diseño. No es de extrañar, porque les va la vida en ello. Te presentamos a continuación una cuidada selección de lo mejor que hemos visto en Detroit. Disfruta de ella.

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Para confirmar el espléndido momento que viven los coches nipones en Estados Unidos basta un botón: Honda se ha llevado los premios al Coche del Año y Pick Up del Año 2006 que entrega la prensa especializada de aquel país.