Si queda entre los seis primeros y Burns (Subaru) no gana, Gronholm será campeón. Puede serlo incluso aunque no puntúe, siempre que Burns no gane este rally. Si el escocés vence , como hizo en los dos últimos años, y el finlandes no puntúa se acabó la ilusión de Gronholm.
Sin embargo, en un país de larga tradición apostadora, los jugadores lo tienen claro: en Gales se coronará un nuevo rey finlandés. A sus 32 años, Gronholm ha sido el gran dominador de un campeonato en el que ha sorprendido por su capacidad de adaptación, su sangre fría y, sobre todo, el excelente desarrollo de su Peugeot 206 WRC.
Muy mal se le tienen que dar las cosas para no ser campeón: un punto está a su alcance sin esfuerzos. Le basta con pilotar de forma conservadora y medir las distancias. Y, claro, un poco de suerte. Esta fresco en la memoria el desbarajuste del último Rally de Australia, plagado de "despistes" como el de Carlos Sainz y de penalizaciones como las que le costaron el triunfo a Makinen. Un poco más alejado, pero aún candente, aquel penoso final de Sainz en este mismo rally de Gran Bretaña, cuando se quedó sin motor a un puñado de metros de la meta que le daría su tercera corona.
Así las cosas, el legendario Rally de Gran Bretaña llega a su 56 edición como mandan los cánones: barro, lluvia, montones de hojas y toda la emoción de un podio por decidir. Los 1.509,48 kilómetros de prueba discurren por las pistas enfangadas del sur de Gales, que está bajo el azote de una fuerte borrasca. Son 17 tramos, con 380,80 kilómetros contra el crono. Al final, con la última bandera, habrá un nuevo campeón y Makkinen perderá el título que ha defendido durante los últimos cuatro años.
Última opción para la armada española
Con la batalla principal centrada en Burns y Gronholm, los españoles tratarán de salvar lo posible. Sobre todo Sainz, que arrastra la tremenda decepción que le causó el terrible error de Australia hace dos semanas. Todavía no ha podido explicar con claridad qué sucedió, pero los aficionados han tomado partido: la culpa fue de Luis Moya.
En Gran Bretaña, un rally maldito para los hombres de Ford en los últimos años, Sainz tratará de buscar la segunda victoria del año. Ganar supondría un buen desquite después de un año de mala suerte. Además, permitiría al madrileño clasificarse por delante de su compañero de equipo, McRae.
Luis Climent correrá su última carrera con Skoda. Ha sido un mal año para el valenciano que no ha logrado ni un solo punto. Su lugar en el equipo será ocupado por Bruno Thiry y Climent tendrá que reorientar su carrera. Por eso, despedirse del Mundial con un buen resultado podría abrirle muchas puertas.
También es tiempo de despedida para Seat. El equipo español, después de un año más bien discreto, se va del campeonato por la puerta de atrás. Esperaban más los aficionados de la marca, que se han quedado un tanto decepcionados. También los responsables de Seat que, hartos de la enorme inversión que supone el Mundial, han decidido apostar por la competición nacional y vender coches deportivos. A Gales han ido dispuestos a todo: cuatro coches y todas las ganas de irse con la cabeza alta.
Empieza pues un rally que promete ser divertido y emocionante, con muchos de los ingredientes que han hecho grande este deporte. Cuando acabe la celebración del título, habrá que pensar ya en la próxima edición. Para abrir boca, hoy se disputan un par de superespeciales. Si quieres seguirlo de cerca, visita su
Rally de Gran Bretaña: la batalla final
A vida o muerte. Así de crudo se presenta el Rally de Gran Bretaña última y definitiva cita del Mundial de 2000. Un solo punto entronizará a Marcus Gronholm como nuevo dueño de la especialidad. Pero Richard Burns tiene una pequeña opción para amargarle la fiesta al finlandés de Peugeot.
