Tradicionalmente, España tenía combustibles baratos e impuestos muy caros, con lo que el precio final resultaba más o menos equilibrado frente a otros países que tenían ambos niveles muy elevados. Sin embargo, la carestía de los últimos meses ha hecho que, poco a poco, el diferencial se reduzca, con lo que se ha encarecido el precio sin impuestos. Para colmo, las tasas fiscales no se han reducido, con lo que el precio final se ha disparado.
Así, la Comisión Nacional de la Energía explica que el precio antes de impuestos del litro de gasolina de 95 octanos ha subido 2,66 céntimos de euro en febrero, muy por encima del incremento medio de la UE, que ha sido de 2,09 céntimos de euro.
Esto quiere decir que nuestras tarifas son las sextas más altas de Europa antes de impuestos, con un precio de 35,20 céntimos de euro por litro de gasolina de 95 octanos, lo que significa 4,60 por encima de Holanda y 4,86 por encima del Reino Unido, que es el más barato de todos.
Por su parte, el litro de gasóleo tiene en España el cuarto puesto dentro de la Unión. Cuesta una media de 40,31 céntimos de euro, frente a los 38,81 céntimos de media que cuesta en la Unión Europea. Estos precios sin impuestos contrastan duramente con los precios que pagamos en los surtidores. Según los datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el precio medio del gasóleo A –el carburante más utilizado en España- ha alcanzado los 86,4 céntimos de euro por litro. El 18 de marzo, su importe era de 86,3 céntimos de euro/litro, lo que supone un incremento del 0,1 por ciento.
Esta misma subida ha sido experimentada por la gasolina de 95 octanos, que ya cuesta 90,3 céntimos de euro/litro, y por la de 98 octanos. El precio medio de este tipo de combustible es de 1,003 euros por litro, según anunciaba ayer el diario “Expansión".
El encarecimiento que se vive en España se mantiene a pesar de que el petróleo ha iniciado un leve retroceso. Las vacaciones de Semana Santa parecen haberle sentado bien al “oro negro", que ha vuelto a cotizar a la baja.
Ayer, el índice de Nueva York retrocedió hasta los 54,05 dólares por barril, 0,79 dólares por debajo del cierre de la semana pasada. Sin embargo, este retroceso no ha podido impedir que el precio de la gasolina marque un récord histórico en Estados Unidos al venderse a 1,60 dólares por galón (3,78 litros).