Orgulloso de su pasado

Jeep retorna a sus orígenes con un concepto que mantiene el espíritu del modelo legendario de los años 40, pero mira claramente al futuro con la utilización de materiales ligeros, reciclables y tecnológicamente avanzados.

Han pasado ya más de sesenta años desde que el legendario Jeep vio la luz. Las innumerables aplicaciones civiles y militares que ha tenido el modelo y sus correspondientes actualizaciones en la mayoría de los mercados mundiales ha llevado a los responsables de la compañía —hoy DaimlerChrysler— a reeditar el modelo, previsto para su llegada al mercado en el año 2004. Las líneas maestras del concept rodante que hemos tenido oportunidad de conducir revelan el principio original del vehículo "general purpose" con el atractivo encanto de la sencillez. Pero únicamente es el aspecto lo que tiene en común con su antecesor, pues ahora se emplean materiales de última hornada en todos sus componentes.

Para empezar, el chasis ha sido construido con una estructura de aluminio que se prolonga hasta el techo para actuar como elemento de refuerzo en caso de vuelco. Los paneles de la carrocería están elaborados con material plástico inyectado y fibra de carbono, lo que ha permitido una reducción de peso del 50 por ciento respecto a la chapa de acero. Además, este material presenta un índice de reciclado de casi el cien por cien y permite una importante reducción de costes de fabricación. La utilización de material compuesto también facilita modelar formas difíciles de realizar en chapa estampada.

El interior del Willys también presenta unas formas muy sencillas, con la mayoría de los elementos fabricados en plástico, fibra y aluminio cepillado. Se ha prescindido de todos los elementos que no sean estrictamente necesarios para la conducción, aunque incorpora una radio digital Sirius Satellite, que asegura la recepción de canales en cualquier zona por donde se circule. La instrumentación se limita a unos sencillos relojes situados en el centro del salpicadero, mientras que la selección del cambio se efectúa por dos palancas longitudinales paralelas ubicadas en el propio túnel de transmisión. Los asientos están formados por unas sencillas barras de aluminio recubiertas por una rejilla plástica de alta resistencia. Los cinturones de seguridad —de cuatro puntos de anclaje— están anclados directamente en los propios asientos.

El capítulo mecánico está protagonizado por un motor de gasolina de cuatro cilindros turboalimentado, de 1,6 litros de capacidad, que anuncia una potencia máxima de 163 CV y más de 21 mkg de par. A diferencia del modelo original, el nuevo Willys incorpora una caja de cambios automática de cuatro velocidades con reductora y sistema de gestión electrónica "shift on the fly", que permite pasar de cortas a largas o viceversa, sin necesidad de detener el vehículo. Las suspensiones son otro de los apartados que ha variado sustancialmente, incorporando ahora sistema independiente en ambos trenes: la delantera con paralelogramos deformables y la posterior, multibrazo.

La utilización de neumáticos de 22 pulgadas de diámetro y la ausencia de voladizos de la carrocería auguran unas buenas aptitudes para circular por terrenos accidentados, si bien las prestaciones que anuncia la marca son algo modestas para viajar por carretera.