La carrera electoral comenzó con la inauguración de la tan nombrada R-2, la primera radial que estrena la ciudad y la primera carretera de peaje que entra hasta el corazón de Madrid. Es un proyecto heredado por el antiguo equipo de Gobierno de la capital, pero se ha convertido en el tema estrella de estas elecciones. En los próximos meses se pondrán en marcha las otras radiales ya proyectadas, pero quien se haga cargo de la Presidencia de la Comunidad podrá decidir cómo se gestionan. Rafael Simancas quiere que sean gratuitas: “Suponen una discriminación entre los ciudadanos que pueden pagar, que se librarán del atasco, y los que no, que deberán seguir afrontando el embotellamiento" que sufren las carreteras de entrada actuales, ha asegurado. Propone que la Comunidad se haga cargo de estas vías, así como de la construcción de la M-50 (una nueva carretera de circunvalación) y, poco a poco, se indemnizará a las empresas concesionarias. Sin embargo, el PP ha rebatido directamente esta medida. Según el portavoz adjunto de este partido en la Asamblea de Madrid, Juan José Güemes, Simancas “engaña a los ciudadanos al hacerles creer que las radiales, que son una inversión privada, pueden convertirse en gratuitas con un toque de varita mágica y sin coste para las arcas públicas". Los socialistas advierten que los madrileños tendrán que pagar entre 120 y 150 euros al mes para ir a trabajar. Los populares reiteran –ante la propuesta de Simancas- que el coste recaería entre todos los contribuyentes, algo aún más injusto si tenemos en cuenta que hay alternativas gratuitas. Los tres grandes partidos han prometido construir más tramos de carreteras, pero los métodos y los lugares elegidos son de lo más dispares. La gran apuesta de Esperanza Aguirre es la denominada Redsur: 82 kilómetros entre las nacionales de Andalucía y Extremadura. El proyecto precisa una inversión de 234 millones de euros y comunicará 12 localidades de la región. Además, se comprometen a prolongar la M-45 hasta la carretera de los pantanos, duplicar la calzada de la M-530 y de la M-100, convertir la M-600 en una vía rápida entre Guadarrama y El Escorial y el cierre del túnel de la M-50, bajo el monte de El Pardo. El PSOE quiere que las nuevas construcciones superen primero un examen sobre su posible impacto ambiental y sus consecuencias en la calidad del aire. Incluirán un carril bus en cada sentido de los accesos de las carreteras nacionales a la capital de España y se actuará en los distintos puntos negros de la M-30 a la altura del Puente de Segovia y en los nudos norte y sur. Izquierda Unida también apuesta por los carriles VAO (de alta ocupación). Esta formación política no sólo habla de nuevos kilómetros de autopistas –en realidad, cuestionan la utilidad de las nuevas radiales de peaje-, también defiende la construcción de aparcamientos disuasorios en las inmediaciones de la M-40, en torno a estaciones de metro y cercanías e intercambiadores (una propuesta que también comparte el PSOE).Si la campaña para la alcaldía se basó en la M-30, quien quiera ocupar la presidencia de la Comunidad deberá solucionar los problemas que a diario se sufren en la M-40. Esta carretera de circunvalación literalmente no aguanta más: cada día se registran unos 350.000 movimientos por sus carriles.El PP quiere “descargar esta vía" prolongando la M-45. Para el PSOE y para IU, la válvula de escape se encuentra en el transporte público, por lo que defienden más intercambiadores, carriles de autobuses y más aparcamientos en torno a dicha carretera.
No te atasques en las urnas
Allá donde se juntan 3.600 kilómetros de carreteras, donde 2,5 millones de conductores buscan dónde aparcar; allá donde se roban 65 vehículos al día... Pongamos que hablo de Madrid. “Pongamos", ya que, el próximo domingo, tú puedes decidir cómo será el tráfico de la capital.
