MG Rover, la marca que valió un imperio

El último gentleman de la automoción está a punto de decir adiós. MG Rover cierra su única planta y termina el montaje de sus coches. Ha estado un siglo “al servicio de su Majestad", ha dado a luz modelos como el Cíclope, el Mini o el Range Rover. Fue vendida por tan sólo 10 libras y, ahora, su quiebra podría incluso costarle el puesto de primer ministro a Tony Blair.

MG Rover, la marca que valió un imperio
MG Rover, la marca que valió un imperio

Ante todo, clase. Han montado los coches que conducía personalmente la mismísima reina de Inglaterra. Ha contado con berlinas capaces de desafiar a los trenes de la época. Ha reunido en una sola fábrica joyas de la automoción como el Mini, el Range Rover o los más bellos Jaguar. Ha sobrevivido a dos guerras mundiales, ha resucitado varias veces de la bancarrota... No hace ni cinco años, fue valorada en apenas 10 libras y, ahora, su más que previsible fin podría costarle la reelección al primer ministro británico, Tony Blair. Es MG Rover, una marca centenaria que representa las luces y las sombras de la automoción inglesa. De hecho, si desaparece, Inglaterra se uniría a Canadá en el “triste" honor de ser los únicos países del G-8 sin fabricantes de coches autóctonos. La cuna del Mini, del Land Rover, de Jaguar o de Bentley ya no tendría ningún constructor generalista “made in UK". Todas las firmas estarían en manos extranjeras.Pero parece inevitable. Ya se ha declarado en suspensión de pagos y ha empezado los despidos de las 5.000 personas que trabajaban en su única planta: Longbridge. Sus actuales dueños (un holding de empresarios bautizado como Phoenix Venture) llevaban meses en negociaciones con la china Shanghai Automotive Industry Corporation (SAIC). Ésta se ha hecho con los derechos de los modelos Rover 45 y Rover 75, pero no ha querido saber nada de la planta inglesa, ni de la compañía. Probablemente, ahora MG Rover se ponga a la venta por partes (y muchos temen que a precio de saldo) y, si sus modelos continúan fabricándose, previsiblemente lo harán en China. MG podría “independizarse": ya hay muchos interesados en hacerse con esta marca deportiva.

Cuando crearon su primer triciclo, lo presentaron como un vehículo para “vagar" por el campo. De ahí viene el nombre de Rover (precisamente, "to rove" es “vagar" en inglés).
La expresión se hizo tan popular que pasó a bautizar a todos los modelos de la marca. En 1922, ofrecían un curioso extra: un pequeño vikingo para adornar el radiador. ¿Por qué? Sencillamente, porque creían que “los vikingos eran los auténticos vagabundos".
En los años 30, estos guerreros ya se habían “apoderado" del logo y el Drakkar (el barco vikingo) adornó desde entonces todos los Rover.
En realidad, todo empezó en Conventry. Allí, había una empresa dedicada a montar bicicletas; había sido fundada en 1877 por John Kemp Starley y William Sutton. En 1901, ya se atrevía con triciclos eléctricos y, en 1904, tenía listo su primer coche: con un único cilindro que producía 8 CV, su chasis era una especie de “columna vertebral" y había sido diseñado por Edmund Lewis.Luego, todo fue trepidante. De un cilindro se pasó a cuatro, los motores de motocicletas fueron adaptados a pequeños coches y Rover consiguió sacar al mercado una hornada de modelos muy populares, tanto por precio como por diseño. Ni siquiera la Primera Guerra Mundial conseguía parar a la compañía, que se dedicó durante esos años a montar camiones y motocicletas para los ejércitos británico y ruso. Sin embargo, pronto experimentó “un cambio de aires". Sus modelos se iban haciendo cada vez más exclusivos: el P3, el P4, que fue apodado “cíclope" por su gran parrilla y faro antiniebla central... En 1948, Rover sorprendía al mundo con el lanzamiento de la marca Land Rover y, en 1950, ponía a prueba al Jet 1, el primer coche con motor de turbina de gas. Según aseguran, fue realizado gracias a la experiencia que lograron en la Segunda Guerra Mundial fabricando motores de aviones. ¡Y cómo olvidarnos del P5! Esta berlina estaba frecuentemente “aparcada" frente al número 10 de Downing Street, residencia de los primeros ministros, ya que fue durante años el coche oficial de diversos jefes de estado, ministros y reconocidos empresarios. En 1952, los gigantes del automóvil Herbert Austin y William Morris unieron fuerzas para constituir la British Motor Corporation, antecesora del grupo MG Rover. Aquella empresa, que pasó a llamarse en 1968 British Leyland Motor Corporation (agrupaba firmas como Austin, Morris, Jaguar y MG), llegó a ser tan pujante que superó en ventas varias veces a su rival estadounidense Ford. En la fábrica de Longbridge se unieron un conglomerado de poderosas marcas: allí fabricaron Austin, Jaguar, Morris... Allí vieron la luz modelos como el Land Rover, el Mini o los coches que James Bond conducía en algunas de sus películas. Esta planta fue la más importante factoría de Europa durante décadas. Ahora, era la única en manos inglesas y contaba con más de 5.000 empleados.