Está claro. Algo no funciona. Pese a los continuos esfuerzos por parte de la DGT de frenar la siniestralidad vial en España, las cifras no acompañan. Julio es el último ejemplo de ello. El mes pasado perdieron la vida en las carreteras españolas 124 personas, 11 más que en julio de 2015 y también el peor dato desde julio de 2011, cuando 172 personas fallecieron en accidente de tráfico en España. En lo que llevamos de 2016, el balance es de 667 muertos en carretera, 51 más que en el mismo periodo de 2015 o lo que es lo mismo, un 8 por ciento más. Es evidente que la política de sumar más radares a la nómina de la DGT no es la solución y debe ir acompañada de otras medidas.
La DGT ya ha anunciado algunas de ellas. En agosto va a restringir la circulación de vehículos con mercancías peligrosas, instalará carriles adicionales y pondrá en marcha una campaña especial de control de velocidad entre los días 22 y 28. A esto hay que sumar la identificación con señales verticales de los 300 tramos más peligrosos de las carreteras secundarias y los 60 radares nuevos que pueden llevar los guardias civiles en sus motocicletas.
Medidas para bajar la siniestralidad: inversión en carreteras
Pero son necesarias medidas más a largo plazo. Comenzando por la inversión en carreteras que ha descendido hasta niveles de los años ochenta y que, desgraciadamente, va a ir a peor después de los últimos recortes anunciados por el Ministerio de Fomento el pasado mes de abril. Y es que no es de recibo circular por algunos tramos de carretera en pésimo estado, donde tienes que ir sorteando baches y rezas para que no empiece a llover y el asfalto se convierta en una pista de baile.
La finalización de las ayudas del Plan Pive tampoco es una buena noticia teniendo en cuenta que España cuenta con uno de los parques móviles con más antigüedad de toda Europa, con una edad media de 11,6 años frente a los 9,6 de la media europea. Y esto es algo que se hace palpable cuando sales a la carretera y ves el estado en el que circulan muchos vehículos. Los estudios lo confirman. El DUCIT del RACE estima que hasta 600.000 coches circulan con algún fallo mecánico y en la misma línea, otro informe de la Fundación Mapfre asegura que seis de cada diez vehículos tiene algún defecto que influye en su seguridad. Y hay más, ¿sabías que el 73 por ciento de los automovilistas españoles que viajan o van a viajar estos días estivales lo hacen con neumáticos en mal estado?
La ecuación, por tanto, es sencilla. Si a una mala carretera le sumas coches con muchos años y kilómetros a sus espaldas, con fallos importantes que pueden afectar a su seguridad, las probabilidades de sufrir un accidente son infinitamente mayores que en coches nuevos, con más sistemas de seguridad y un estado óptimo de los principales elementos.
Corrupción en la DGT
Para hacer frente a este aumento de la siniestralidad vial, España cuenta con otros dos problemas añadidos. El primero, un Gobierno en funciones sin capacidad para aprobar el nuevo reglamento de circulación elaborado por Tráfico el año pasado. Y el más reciente, el que tiene que ver con la reciente dimisión de María Seguí como directora general de la DGT tras las sospechas de una presunta e ilícita financiación desde este organismo a proyectos de investigación de su marido. Algo que, dicen desde la DGT, no influye, pero que no deja de ser una espinita más en el camino para luchar contra el aumento de la siniestralidad en las carreteras.
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