Acaba de comenzar una huelga que, como estiman sus organizadores, será seguida por 10.000 trabajadores y afectará a unos cuatro millones de usuarios cada día. Los efectos de los paros ya se han notado hoy y se prolongarán mañana, pero también están anunciados nuevos paros los próximos 27 y 28 de marzo y 8, 9, 18 y 19 de abril.
Así, para Miércoles y Jueves Santo, cuando millones de personas abandonarán la capital en busca de sus distintos destinos de vacaciones, se espera que la incidencia de la huelga sea aún mayor, ya que, como afirman UGT y CC.OO, "no trasladarán a ningún viajero desde Madrid a otras provincias, aunque sí lo harán al contrario".
Los paros afectan a los autobuses que conectan la capital con otros municipios de la región, a los de largo recorrido que unen Madrid con otras comunidades y a los de servicio discrecional (el que utilizan los escolares, turistas, discapacitados y empleados de fábricas). Estos últimos autocares contarán con servicios mínimos, pero, en los demás casos, no se cumplirán los turnos estipulados por la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes y el Ministerio de Fomento.
CC.OO. asegura que los servicios mínimos decretados son "abusivos y se podría decir que ilegales", igual que el año pasado, cuando el Tribunal Superior de Justicia les dio "la razón" por no cumplirlos.
Con esta medida, los trabajadores (conductores, taquilleros, operarios y oficinistas) de estos servicios pretenden conseguir un aumento de sueldo de 75 euros (12.479 pesetas) y de un punto por encima del IPC en el resto de retribuciones y una reducción de la jornada laboral a 35 horas.
Así, según el portavoz de CC.OO. de Transporte Madrid, Víctor López, los paros se llevan a cabo por "una cuestión de seguridad, pues en casi la totalidad de los accidentes de tráfico con un conductor implicado, el cansancio es la principal causa".