Sanciones disuasorias, penas más duras, mayor presencia de radares y controles policiales en las carreteras, paneles que recuerdan la cifra de fallecidos en accidentes de circulación… Todas las medidas son válidas para intentar reducir el número de siniestros de tráfico, una lacra que supone 5.000 muertes al año en nuestro país.Sin embargo, son muy pocos los que tienen en cuenta la necesidad de establecer disposiciones que se relacionen directamente con la base de cualquier conductor: la obtención del carné. Así lo señala un reportaje elaborado por el diario “El País", en el que se indica que algunos de los conocimientos teóricos exigidos carecen de sentido -todos nos hemos preguntado de qué valía conocer las dimensiones exactas de la “L"-. Otros se han quedado obsoletos y, aun así, siguen apareciendo en los exámenes.Los profesores de las autoescuelas reconocen que la materia es, en ocasiones, absurda, y achacan la falta de cambio a la lentitud de “la maquinaria del Estado". “Las normas tardan mucho en adaptarse a las necesidades de la calle. Hemos presionado para que, poco a poco, se vayan modernizando. Se han incluido algunos aspectos de seguridad vial importantes, como los reposacabezas o el cinturón de seguridad", indica el presidente de la Confederación de Autoescuelas de España, José Miguel Báez.La falta de sintonía entre la realidad y la adecuación de la norma provoca que en los tests aparezcan, por ejemplo, preguntas relacionadas con el carburador, un elemento del que carecen la mayoría de los coches actuales. Esta situación, por suerte, se resolverá en breve: una directiva europea que entrará en vigor en octubre modificará las cuestiones relacionadas con la mecánica del automóvil y las que atañen a la distribución de carnés. Sin embargo, no afectará (con toda probabilidad) a la farragosa redacción de los exámenes, plagados de preguntas en las que la lógica “está ausente", como reconocen los profesores de autoescuelas. Así, no es extraño que las normas esenciales (adelantamientos, velocidades máximas, distancias de seguridad, etc) se pierdan en un texto difícil de asimilar.Una de las razones de este caos podría estar en el exceso de reglamentaciones. “El mayor problema es una gran dispersión de medidas, que, además, se modifican continuamente", señala José Antonio Martín Quijano, jurista del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA). “Por ejemplo, con tres infracciones muy graves puede abrirse un expediente de revocación del carné, pero, antes de que la gente se entere de esta norma, surgen los rumores anunciando que, el año que viene, se instaurará el permiso de conducir por puntos. Eso da al traste con todo lo anterior", afirma.En opinión de Quijano, “la sociedad no se da cuenta de lo que representa conducir un vehículo", aunque la culpa no es de la prueba teórica para obtener el carné. “Es peor la parte práctica. Al menos, la normativa que entrará en vigor en octubre fija un plazo de tiempo más largo para este examen", explica.- La falta de examinadores –actualmente, hay 500- es otro de los males que aqueja al sector. Este pequeño grupo de presión controla los cuestionarios y la normativa, según el presidente de la Confederación de Autoescuelas de España.
- Los exámenes para obtener el permiso de conducir representan una gran fuente de ingresos para la Administración. En 2003 se expidieron 923.033 carnés, de los que 664.720 correspondieron al tipo B (turismos). La tasa obligatoria para presentarse a las pruebas oscila entre los 73,6 y los 81,8 euros y da derecho a sólo tres exámenes. Sólo el 50-60 por ciento de los alumnos aprueba a la primera, lo que representará un gasto pocas veces inferior a los 700 euros. El resto debe pagar nuevas tasas a partir del cuarto intento.
Los exámenes de conducir, obsoletos
Los tests que hay que pasar para aprobar la parte teórica del carné de conducir están plagados de preguntas confusas y obsoletas. La prueba práctica no es mucho mejor, pues resulta demasiado corta. Sin embargo, una variación en los exámenes podría tener como consecuencia una reducción de las muertes en carretera, según el diario “El País".
