Jorge Segrelles, directivo de Repsol y presidente de la Asociación de Operadores Petrolíferos, AOP, ha expresado su confianza en que la situación política de la zona se tranquilice y esto favorezca el ansiado descenso de precios.
En concreto, Segrelles espera una bajada de entre dos y cinco dólares por barril antes del verano, de forma que el precio se quede en unos 23 ó 24 dólares por barril. Para lograr este fin, es preciso que se tranquilice la situación en Palestina, Irak levante el embargo de su petróleo y Estados Unidos olvide, o aplace, los planes para una posible invasión en Irak. También hace falta que la situación de Venezuela se estabilice tras los sucesos de hace tres semanas.
Los datos que maneja la Opep dibujan una clara tendencia al abaratamiento, siempre que la situación política se enfríe.
Segrelles, que presentaba en Madrid la memoria anual de la Opep, explicó también cuál es la postura de las compañías que operan en España ante la política de precios altos de la Opep. Consideran las petroleras que la estrategia del cártel se volverá contra él, porque los países compradores han empezado ya a buscar otras fuentes de petróleo fuera de la Opep. Acudió Segrelles a los datos que dicen que la Unión Europea ya compra el 55 por ciento de su petróleo a países que no son de la organización.
Precios "al día"
El directivo examinó también la situación del mercado español de carburantes. Considera que los precios de las gasolineras de nuestro país "siguen al día las cotizaciones internacionales, por lo que se pueden producir diferencias de "una semana arriba o abajo".
También quiso subrayar que España es el país de Europa con mayor transparencia en el mercado de hidrocarburos, ya que las compañías comunican diariamente al Ministerio de Economía los precios que tienen en sus estaciones de servicio.
Para justificar la decisión de las petroleras de no comunicar con antelación las subidas de tarifas, Segrelles habló de la dispersión de precios entre las diferentes gasolineras y la multiplicación de ajustes al alza y a la baja.
El orden en Venezuela
Uno de los conflictos que citaba Segrelles en el orden internacional va camino de cerrarse. Es el de Venezuela. Allí, tras fracasar el golpe de estado de hace tres semanas, Alí Rodríguez, secretario general de la Opep, se ha hecho cargo de PDVSA, la macro-empresa estatal de petróleos.
De momento, Rodríguez simultanea su nuevo puesto con el de secretario general de la Opep, a la espera de que la organización designe nuevo mandatario.
El todavía secretario general ha dejado claro que Venezuela cumplirá estrictamente con las cuotas de producción que le imponga la Opep. No en vano, el país caribeño y el propio Rodríguez son los máximos inspiradores del sistema de cuotas, que ha hecho de la Opep una organización temida en Occidente.
En cuanto a la situación del mercado, Rodríguez ha dicho que confía en que productores y consumidores se pongan pronto de acuerdo sobre el nivel más apropiado. En este sentido, considera que "todos estamos ya casi de acuerdo en que es necesaria una banda de precios". Se refiere al mecanismo que ha orquestado él mismo en la Opep para que el petróleo fluctúe entre los 22 y los 28 dólares por barril.
De hecho, el barril de la Opep, el precio estándar, se vende sobre los 25 dólares, el precio que el cártel y Rusia consideran más justo.