El próximo miércoles 26 de junio, la Opep celebrará su cumbre semestral en Viena. A estas alturas, lo que parecía que iba a ser una reunión agitada es ya un trámite: todo está decidido.
Como se esperaba, la Opep no aumentará la cantidad de petróleo que extraen cada día sus países miembros. Esta decisión mantiene el flujo petrolífero proveniente de estos países en su nivel más bajo desde 1992, con los precios en estratos más bien elevados, unos 25 dólares por barril.
En enero de este año, la organización puso en marcha un formidable recorte de la producción que sacó del mercado dos millones de barriles de petróleo al día. De esos dos millones, medio lo dejaban de producir países que no pertenecen a la Opep, principalmente México, Noruega y Rusia, tres de los grandes productores mundiales.
Lograr que estas naciones se adhirieran al recorte fue una tarea durísima para los dirigentes de la Opep. Una vez que lograron ese apoyo, los precios del barril, hundidos en el último tramo de 2001, remontaron el vuelo y se situaron en las tarifas actuales, dentro de la llamada banda de precios, que establece una fluctuación entre los 22 y los 28 dólares con un precio óptimo de 25 dólares por barril.
La Opep insiste en que sus miembros mantendrán ese nivel de extracciones, pero, por su parte, Rusia y Noruega ya tienen claro que no van a suscribir de nuevo el pacto. Al contrario, aumentarán próximamente su venta de crudo para restañar las heridas de estos meses de contención. No hay que olvidar que estos países tienen en el crudo uno de los pilares de su economía. El caso más sangrante es Rusia, que necesita los "petrodólares" para acercarse a las potencias occidentales en pie de igualdad. Además, los dirigentes rusos se han dado cuenta de su potencial petrolífero y luchan para reparar su infraestructura y ganar nuevos clientes, muchos de ellos "robados" a la Opep.
Con este panorama, parece normal que Rusia deje de contenerse. Sabe que si ahora aumenta sus exportaciones con un precio competitivo se llevará muchos de los pedidos que tradicionalmente recibe el cártel.
Indisciplina
El caso de Noruega es distinto. No depende tanto del petróleo, pero, posiblemente, se ha cansado de la indisciplina de los países de la Opep. Proliferan las denuncias que hablan de incumplimientos de las cuotas asignadas. Así, Venezuela ha producido casi un cuarto de millón de barriles más al día en el último mes, mientras que Nigeria se ha pasado del tope en casi 170.00 barriles.
Si los países que propugnan el recorte no lo cumplen, es comprensible que Noruega no quiera apoyar más la política de parar máquinas. Además, su Gobierno considera que el mercado se ha recuperado lo suficiente como para no tener que forzar una constante crisis de oferta.
Queda por saber qué hará México, otro de los grandes productores no alineados. Fue el primero en adoptar la política de la Opep, pero, tras la deserción de rusos y noruegos, se plantea seriamente qué hacer.