La movilidad entre cuatro paredes

El automóvil significa, desde la raíz de su propio nombre, movimiento, desplazamiento, aceleración, circulación… Por ello, parece que un montón de cacharros dispuestos uno tras otro y ¡parados! entre cuatro paredes tiene poco fundamento.

Peugeot inauguró en 1998 su museo monomarca en la localidad gala de Sochaux. La muestra permanente cuenta entre sus fondos con doscientos automóviles de la firma del león. En un total de 6.000 metros cuadrados, el visitante puede encontrar un chasis del tipo 7 de 1894 (en la foto), que montaba un motor de origen Daimler de dos cilindros en V, una caja de cambios de tres marchas y un sistema de transmisión por cadenas. Este es sólo un ejemplo del pedazo de historia que contiene el museo, incluidos los ineludibles guiños al deporte: un 302 Darl’mat, que participó en Le Mans en 1938, o un 205 Turbo 16. Otro museo monomarca es el Centro de Conservación del Patrimonio de Citroën , inaugurado hace unas semanas en la localidad gala de Aulnay-sous-Bois, cerca de París. Esta exposición incluye cerca de trescientos automóviles fabricados desde 1919 por la firma de los chevrones. Este centro es privado, es decir, sólo tienen acceso a él personas autorizadas expresamente por Citroën y las piezas que en él se encuentran se pueden prestar a diversos museos, aunque esta opción aún no se ha llevado a cabo. La muestra está dividida en tres grandes partes: versiones definitivas de los vehículos construidos por la marca desde 1919 hasta hoy; concept cars, diseños y maquetas de automóviles a lo largo de la historia de Citroën y una tercera parte dedicada a la competición.

Paseando por el museo, se puede encontrar desde un 2CV hasta toparse con los ZX Rallye Raid que han ganado en varias ocasiones el Rally París-Dakar. Los C4 y los C6 de comienzos de siglo se mezclan con el “Tiburón" DS 19 Méhari de 1968. Todos ellos se dan cita en el centro, que acoge además numerosa documentación (800 metros lineales de archivadores, como curiosidad) y datos industriales, históricos y sociales de todo el siglo pasado.

Otro centro que alberga más y más historia es el Museo del Automóvil de La Sarthe. Está ubicado cerca del legendario circuito de Le Mans, pero, no por ello, se muestran más vehículos deportivos que de otra clase. Todo lo contrario, es una sorpresa comprobar que los automóviles que han participado en las 24 horas de Le Mans y que están presentes en la muestra son minoría. El museo lleva abierto desde 1961, pero en 1991 recibió un importante rediseño con fondos públicos y, sobre todo, privados, que le permiten acoger dos tipos de exposiciones: una permanente y otra rotativa alimentada con cesiones de coleccionistas privados.

Una de las colecciones privadas más importantes de automóviles en Francia es la que comenzaron los comerciantes de textil, los hermanos Schlumpf, a mediados de siglo. Conocido como Museo Mulhouse o Colección Schlumpf, la muestra ofrece a los visitantes, sobre todo, vehículos deportivos que han estado presentes en la historia del automovilismo europeo a lo largo del siglo XX. El Porsche 936 Spyder que ganó las 24 horas de Le Mans en 1981 o el 935 que permitió a la firma conquistar el Campeonato de Marcas ese mismo año están presentes en la muestra. Algunas de las piezas que se pueden contemplar están cedidas por Porsche, pero no sólo esta automovilística germana copa la muestra. Se pueden encontrar automóviles de Bugatti, ya que el taller, porque los fabricaba artesanalmente, de Ettore Bugatti estaba ubicado muy cerca. Vehículos que en su día condujeron personajes célebres como el actor Charles Chaplin o el piloto Juan Manuel Fangio también son piezas que se pueden contemplar visitando la “casa del Molino".