La M-45 comunica el suroeste de la Comunidad de Madrid (desde la A-5, carretera de Extremadura) con el este (hasta la A-2, carretera de Barcelona). Cuenta con tres carriles a lo largo de la mayoría de su trazado –37 kilómetros- y, aunque soporta una afluencia de 72.000 vehículos diarios (mucho más de lo previsto), es la vía con menor siniestralidad de la región. En todo el recorrido de esta carretera se registra poco más de un siniestro al mes, un volumen muy bajo en relación con la densidad de tráfico que soporta (por su tramo más transitado, comprendido entre la A-4 y la A-5, circulan 86.000 coches cada día). Durante su primer año de funcionamiento (marzo 2002-marzo 2003), se contabilizaron 8,29 accidentes por cada 100 millones de vehículos y por kilómetro. Ésta es la tasa que los ingenieros de Caminos utilizan para medir la siniestralidad. A lo largo de los últimos 12 meses, el ratio ha descendido hasta 6,24 incidentes, una cifra considerablemente menor que la media habitual en las autovías (15-20). La M-40, por ejemplo, tiene 11 accidentes por cada 100 millones de vehículos, mientras que la M-30 –una de las vías más peligrosas- cuenta con una tasa de 24 siniestros, explica el diario “El Mundo".La seguridad de la M-45 se debe, según los técnicos de la Dirección General de Carreteras, a la fuerte limitación de la velocidad en todo el trazado (100 kilómetros por hora). También influye la vigilancia continua de la calzada –de hecho, este factor puede ser el causante del bajo ritmo de los conductores, que no supera una media de 110 km/h-, que se realiza mediante cámaras, y el excelente estado del firme.El máximo responsable de la infraestructura y consejero de Transportes, Francisco Granados, celebró ayer el cumpleaños de esta carretera con una visita al segundo centro de control de seguridad vial de la M-45, inaugurado ayer. Las instalaciones se encuentran en el único tramo de la vía, que sólo cuenta con dos carriles, situado entre las carreteras de Andalucía y Extremadura. Funcionan las 24 horas del día y tienen a su disposición 16 cámaras y 11 vehículos de intervención (entre ellos, un quitanieves). Granados quiso recordar que, en breve, comenzará la ampliación hasta el tercer carril en el tramo de nueve kilómetros comprendido entre la A-4 y la A-5, con lo que se unificará el trazado de la vía. Para acometer estas obras se aprovechará la mediana, que se construyó deliberadamente ancha, con el fin de poder absorber expansiones posteriores de la carretera.
Además, la Consejería de Transportes prolongará la ampliación de la M-45 desde su actual fin en la A-5 hasta la M-501, la “carretera de los pantanos". El presupuesto para llevar a cabo esta actuación, que se desarrollará a lo largo de ocho kilómetros, aún no ha sido cerrado, aunque se financiará, al igual que el resto de la autovía, con el sistema de peaje en sombra: su coste lo paga la Comunidad, que percibe ingresos en función del número de usuarios que emplean la calzada. Las entradas y salidas de Madrid y los atascos en las horas punta están indisolublemente ligados. Sin embargo, los Ayuntamientos del Norte y el Sur de la región piensan que la situación que miles de automovilistas viven cada día podría paliarse con carriles Bus-VAO, que permitirían un acceso más rápido a la capital, en la que, cada día, entran un millón de coches.
Las nuevas radiales y las vías de circunvalación inauguradas por Fomento no solucionan este problema, ya que el embotellamiento se produce allí donde terminan estas carreteras. La única alternativa a estas actuaciones, según el Consorcio Regional de Transportes, es la instalación de carriles Bus-VAO. El primero de ellos podría abrirse en la A-42, que une Madrid y Toledo, y discurriría desde Getafe hasta Santa María de la Cabeza. Esto permitiría que los autobuses aumentaran su velocidad desde los 22 hasta los 40 km/h, ahorrando siete minutos al cubrir su trayecto. Además, las emisiones de gases contaminantes descenderían en un dos por ciento. Para asegurar el éxito del carril-bus, sería necesario que la superficie fuera lo suficientemente ancha, aunque deberían reducirse los carriles normales. También tendrían que designarse varias zonas para emplearlas como paradas y, además, los conductores deberían concienciarse para evitar detenerse en la calzada.El Ayuntamiento de Madrid teme que la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) no otorgue antes del cambio de Gobierno central el permiso para realizar las obras de la M-30 que afectan a la ribera del Manzanares.
Desde Urbanismo, pretenden obtener esta autorización para actuar en la zona de influencia del río (donde se soterrará la circunvalación), por lo que llevará a la Confederación el proyecto sobre este tramo, indica “El Mundo". La CHT tendrá que sacarlo a información pública, pero es imprescindible que la Comunidad se haya pronunciado sobre la necesidad de realizar un informe de impacto ambiental antes de dar este paso. Si –como todo parece indicar- el cambio de Gobierno se produce antes de que la Confederación se decida, el nuevo responsable de este organismo (nombrado por el Ejecutivo socialista) podría frenar el proyecto.Mientras tanto, el pleno del Ayuntamiento de la capital ha aprobado la creación de la empresa mixta que financiará las obras de la M-30. Madrid Calle 30 ha nacido con un capital social de 70 millones de euros, aportados por las arcas municipales. Cuando los trabajos sean adjudicados, se sacará a concurso el 20 por ciento de la sociedad: así, podría entrar una compañía experta en la explotación de autovías que realizaría un desembolso con el que se empezarían las obras. A cambio, el Consistorio pagará un canon anual durante 35 años.
Cuando el proyecto haya finalizado, 24.600 vecinos de la zona se beneficiarán de un descenso del 75 por ciento en el ruido, afirma el concejal de Hacienda, Juan Bravo. Además, ha indicado que, si la velocidad media mejora un 15 por ciento, se economizarían 50 millones de euros en tiempo de trabajo perdido. Si esta mejora fuera del 10 por ciento, se ahorrarían 16 millones de euros en combustible. Los 500 trabajadores del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) de Madrid han acordado realizar nuevas huelgas durante el mes de abril (los días 13, 14, 15 y 16), ante la postura “inflexible" de las patronales. Éstas se han mostrado contrarias a asumir las reivindicaciones –salariales, entre otras- de los controladores de los parquímetros.