Mañana miércoles, Jordi Pujol, presidente de la Generalitat de Cataluña, tendrá que dar cuentas ante el Parlament autonómico por el caótico fin de semana que ha vivido la comunidad. Bajo los efectos de la mayor ola de frío de los últimos años, Cataluña ha tenido docenas de situaciones de emergencia, como pueblos aislados, decenas de carreteras cerradas, vehículos atrapados... El Ejército tuvo que emplearse a fondo para despejar las principales carreteras y rescatar a las más de 200 personas que se quedaron inmovilizadas en sus coches bajo la nevada.
Pujol ha reconocido que "situaciones extraordinarias de vez en cuando se producen, ocurren en todas partes y, a veces, nos desbordan". Al tiempo, el President critica el "encarnizamiento de la oposición" hacia la tarea del Ejecutivo autonómico.
Los partidos de oposición han acusado a Pujol y su Gobierno de no haber sabido prever la situación de grave crisis vivida en el territorio catalán. Cargan las tintas contra la mala gestión del tráfico y de la seguridad de las carreteras.
El grupo socialista ha pedido incluso que se celebre un pleno extraordinario en el Parlament para estudiar la situación, además de exigir la creación de una comisión parlamentaria que investigue y depure responsabilidades.
Desde la Generalitat se ha tratado de echar balones fuera culpando a los conductores. Creen que los ciudadanos hicieron caso omiso de las alertas de temporal que habían difundido las autoridades. El conseller de Interior, Xavier Pomés, explica que los bomberos y las policías locales "sólo" dejaron de atender un ocho por ciento de las llamadas recibidas.
Pese a las disculpas del Gobierno catalán, lo cierto es que hay evidencias de cierta dejadez en su actuación. Pomés no logró reunir su gabinete de crisis hasta el sábado por la tarde, cuando el caos reinaba ya en toda la región. Se le acusa también de haber confiado en un simple fax para que los diferentes titulares de las carreteras activasen los planes de emergencia. La oposición cree que debería haber hecho un esfuerzo mayor.
Un portavoz de Interior aseguró ayer que la ley de carreteras obliga a Acesa, el Ministerio de Fomento y la Conselleria de Política Territorial a garantizar el estado de sus carreteras. "Por tanto, si les advertimos de que nevará, su obligación es empezar a tirar sal y distribuir los vehículos quitanieves en los puntos que se prevén más conflictivos", apuntó.
Mientras la tormenta política desplaza a la meteorológica, todavía quedan seis carreteras de la red secundaria catalana cerradas. Además, en muchas de las comarcas más occidentales, la falta de sal hace que el asfalto no pueda ser descongelado. El peligro sigue ahí y, por si fuera poco, hay varias decenas de carreteras que sólo pueden transitarse con cadenas.
Para más información sobre el estado de las vías catalanas, puedes consultar la página de la
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