Estados Unidos quiere que sus vehículos militares del futuro sean capaces de moverse solos en cualquier tipo de terreno y bajo cualquier circunstancia. Sin embargo, no saben muy bien por qué camino tirar para desarrollar estos singulares coches, que, en principio, deberían ser “primos" de los robots que se emplean en la exploración espacial.
Para acumular ideas, o encontrar la solución definitiva, DARPA ha convocado una peculiar competición deportiva en la que no tomará parte ningún humano. Entre los Ángeles y Las Vegas, cruzando el llamado Valle de la Muerte, hay 480 kilómetros de desierto y sol. La carrera en semejante paisaje es dura para cualquier vehículo y para todo tipo de pilotos. Por esta razón, los coches que asuman la prueba no irán tripulados, tendrán que ser totalmente autónomos. No hay más condiciones que ir sin piloto y tardar menos de 10 horas en cubrir el recorrido.La convocatoria está abierta a cualquier inventor (particular, universidad o empresa) que se atreva a elaborar un vehículo capaz de recorrer por sí solo esos 480 kilómetros en menos de 10 horas. Sólo podrán parar una vez para repostar o ser reparados. El premio: un millón de dólares.
Algunos de los mejores expertos en robótica del mundo ya trabajan en los prototipos que alinearán en la salida dentro de un año. Los técnicos de DARPA han fijado unas condiciones muy duras para admitir los vehículos en la carrera, especialmente el límite de tiempo, con lo que no descartan que no haya ningún modelo capaz de llegar a la meta en esta primera edición. Aseguran que el dinero seguirá esperando a los participantes en 2005. En este sentido, es fundamental que los vehículos manifiesten algún tipo de inteligencia para adaptarse a los imprevistos, algo fundamental en un coche pensado para el combate autónomo. Todos los proyectos que no se basen en esta premisa serán descartados.
Para garantizar que los obstáculos aparecen, el recorrido final se guardará en secreto hasta dos horas de la salida, tiempo suficiente para que los “inventores" desarrollen los mapas que utilizarán los vehículos. Se trata de impedir que los creadores reconozcan previamente el terreno y graben sus características en las memorias de sus máquinas. Así, sólo sabrán por dónde han de pasar, pero no sabrán qué tipo de escollos esconde la ruta.
El seguimiento de los coches se realizará a través de GPS y los hombres de DARPA se encargarán de que los vehículos viajen realmente solos, sin que nadie les ayude por el camino.