Pero no todo son buenas noticias para la industria, ya que la financiación a interés cero, a pesar de que está evitando un desplome en las ventas, está provocando que disminuya la rentabilidad de los fabricantes de manera alarmante para ellos. De esta manera, los valores bursátiles de GM han disminuido su valor un 4 por ciento y los de Ford lo han hecho en un 31,9 por ciento durante el pasado año.
General Motors parece no tener en cuenta este extremo y ha sido de las que más fervientemente han defendido estas medidas de actuación. “Sin ella (la financiación a interés cero) la economía no hubiera seguido adelante. Ha sido vital para que el nortemericano no haya perdido la confianza a la hora de adquirir automóviles". Estas palabras de un analista de J.D. Power parecen haber servido como dogma a los máximos responsables de la primera productora de automóviles del mundo. Por el contrario, tanto Ford como DaimlerChrysler han mostrado desde el principio sus recelos a estas medidas, aunque no han dudado en aceptar los envites de GM e igualar sus ofertas casi inmediatamente. Otros analistas sostienen que esta política es “pan para hoy y hambre para mañana", ya que simplemente han adelantado muchas de las compras que los consumidores tenian pensado realizar en 2002 ó 2003.
A pesar del aumento de las ventas totales, tanto GM como Ford y Chrysler terminaron el año con un descenso, aunque bastante moderado, en sus matriculaciones. Las citadas firmas lo achacaron sobre todo a la falta de demanda por parte de las compañías de alquiler de vehículos, que suponen el 5 por ciento de las ventas. El comienzo de año estuvo lleno de números positivos y halagüeños pronósticos; sin embargo, marzo fue un mazazo no del todo esperado. En ese mes, las matriculaciones descendieron un 5 por ciento, afectando de forma muy importante a las marcas locales, pues las firmas extranjeras se mantuvieron fuertes. Los meses siguientes y hasta el día de hoy parecen quitar la razón a los más agoreros del sector. Las principales automovilísticas de Estados Unidos cierran trimestre tras trimestre con beneficios no esperados, las ventas se incrementan de forma casi exponencial y los analistas vuelven a hablar de cifras récord para este año. Aun así, todavía surgen voces que advierten de que se está “malacostumbrando" al consumidor norteamericano con tanto descuento y que cuando, por necesidad, los fabricantes tengan que renunciar a mantenerlos, el batacazo en la ventas puede ser de órdago. Un claro ejemplo se tuvo en el mes de mayo, cuando las automovilísticas decidieron ajustar las tarifas de sus modelos; los consumidores las castigaron.
Aparte de la rentabilidad, la producción ha sido una de las más afectadas por los sucesos del 11 de septiembre. Según el diario económico Financial Times, los principales fabricantes mundiales llegaron a un acuerdo para reducir su producción en cerca de 700.000 unidades en 2001, con el objeto de adelantarse a la previsible crisis de la industria del automóvil. Las tornas se cambiaron en el primer trimestre de 2002, ya que se produjo un aumento de la producción del 3,4 por ciento. Volvía la esperanza. A los que les queda poca esperanza es a los más de 100.000 empleados de la industria que se han quedado sin trabajo desde el 11 de septiembre. Los principales fabricantes de automóviles, las más importantes productoras de componentes y las más renombradas empresas de alquiler de vehículos se han visto obligadas a ajustarse el cinturón y han optado por deshacerse de la parte más débil de la cadena productiva.
¿Y en España? Los ataques del 11 de septiembre han aportado un granito más a la crisis que vislumbraba el sector automovilístico. Si 2001 finalizaba con un récord de matriculaciones, entre febrero y agosto de 2002 las cifras de matriculaciones en nuestro país han ofrecido, mes a mes, fuertes descensos respecto a 2001 y, según Aniacam, que engloba a los importadores, esta tendencia se va a alargar hasta julio de 2003, cuando se producirá un repunte al alza.