El apartado más importante en este monto corresponde al consumo de carburante. Los impuestos sobre hidrocarburos y el IVA de los combustibles reportaron al Estado una recaudación de 13.244 millones de euros, más de 2,2 billones de pesetas, casi lo mismo que en el año 2000.
Tras las gasolinas, la compra y matriculación de coches se lleva el segundo lugar en el escalafón. Por este concepto, los ciudadanos españoles pagaron en 2001 un total de 3.506 millones de euros, cerca de 600.000 millones de pesetas, un 3,5 por ciento más de lo que se había recaudado un año antes. De esta cantidad, hay que atribuir 2.479 millones de euros al IVA, mientras que el resto corresponde a los impuestos especiales.
El Impuesto de Circulación supuso para las arcas del Estado un ingreso de 1.564 millones de euros, un cuatro por ciento más que en 2000. Por su parte, las transferencias de vehículos usados fueron gravadas con 175 millones de euros en impuestos, un 1,1 por ciento de subida con respecto al año anterior.
Como es sabido, fabricantes de vehículos, vendedores, reparadores y, en general, todos los relacionados con la distribución del automóvil, vienen pidiendo desde hace mucho un mejor trato fiscal para el sector. En concreto, sus reivindicaciones se centran sobre todo en dos puntos, el impuesto de matriculación y la fiscalidad de los carburantes.
En el primer caso, hace sólo dos semanas que Anfac se declaraba "desalentada" en su lucha por lograr la abolición del impuesto sobre la compra de coches nuevos. Saben también que este cobro se va a transferir a las comunidades autónomas, con lo que pelear contra su existencia va a ser todavía más difícil.
En el caso de los carburantes, casi todos los consumidores piden que se rebaje cuanto antes su carga fiscal, que supone casi un 70 por ciento de su precio. En puertas de una armonización de los impuestos a escala europea, lo más probable es que este concepto sea todavía algo más caro. Sin embargo, podría compensarse con la creación de un gasóleo especial para profesionales que, en principio, estaría al margen de futuras subidas impositivas.
La gran caja europea
En toda Europa, los gobiernos recaudan cada año más de 270.000 millones de euros en impuestos aplicables al automóvil. Esta ingente cantidad, más de 45 billones de pesetas, ha provocado una reacción en los clubes de automovilistas del continente.
Estas organizaciones, a las que pertenecen 40 millones de europeos, se han reunido estos días en Barcelona para pedir a la Unión Europea un trato justo para el coche.
La Alianza Internacional de Turismo y la Federación Internacional del Automóvil se muestran muy preocupadas ante lo que consideran una progresiva demonización del coche: contamina, es peligroso, perjudica al tráfico en las ciudades... Pero, con todo, lo que más preocupa a estas entidades es la política de la Unión Europea hacia los medios de transporte rodados: "pagar por usar". Esto quiere decir que los que contaminen o congestionen deberán pagar por ello.
Desde las asociaciones se ha empezado a levantar la voz ante estas ideas. Los más virulentos son los ingleses, que disfrutan de impuestos muy bajos y no están dispuestos a pagar más.
Fuentes del RACC, el Real Automóvil Club de Cataluña, explican en declaraciones a La Vanguardia que "la idea de descongestionar el tráfico en las carreteras desarrollando otros medios de transporte es simplemente imposible".