General Motors ve el futuro con optimismo

En abril de 2003, el presidente que sacó a General Motors de la crisis que atravesaba a principios de los años 90 abandonará la compañía. Sin embargo, el barco no se quedará sin capitán, ya que Jack Smith lleva dos años trabajando de forma muy estrecha con el que será su sucesor, si todos los pronósticos así lo confirman, Rick Wagoner.

Siete años después de su nombramiento como presidente de General Motors, Jack Smith (en la foto de la izquierda) mira hacia atrás y recuerda cómo encontró la compañía a principios de la década de los 90 y en qué situación la abandonará el año que viene en abril, cuando se jubile. Smith recuerda con orgullo cómo consiguió su ascenso desde director de Operaciones Internacionales hasta presidente pasando antes por el cargo de consejero delegado de la compañía.

A principios de la década pasada, GM tenía unas pérdidas de unos 5.000 millones de dólares (4.700 millones de euros, 780.000 millones de pesetas). Desde el Consejo de Administración se decidió recurrir a Smith, que era responsable de Operaciones Internacionales, para ocupar el puesto de consejero delegado. En tan sólo dos años, las pérdidas se cambiaron por unos beneficios de unos 2.500 millones de dólares (2.350 millones de euros, unos 390.000 millones de pesetas). Estos resultados fueron los que impulsaron el nombramiento de Smith como presidente de la compañía norteamericana.

Los actuales datos de ventas, el aumento en la calidad de sus procesos de fabricación y, por lo tanto, de sus vehículos, y las competitivas campañas de descuentos sobre sus productos en Estados Unidos han sido las principales claves de la situación que hoy vive General Motors.

Recientemente, las encuestas sobre la percepción que tienen los clientes norteamericanos sobre la calidad de sus coches han apuntado a GM como una de las mejor consideradas han dejado muy satisfechos a los responsables de la compañía.

Además, los buenos resultados que se están obteniendo del fuerte plan de recorte de gastos que se está llevando en Europa con Opel, el conocido Olympia, apuntan a una recuperación de la marca alemana propiedad de GM.

Con estas cartas en la mano, Smith empieza a planear su jubilación con la satisfacción del deber cumplido y no niega los numerosos rumores que apuntan como principal candidato a sustituirle en el cargo a Rick Wagoner (en la foto de la derecha), actual presidente ejecutivo y consejero delegado de la compañía, además de uno de los hombres fuertes del entorno de Smith.

El presidente cuenta las semanas que le quedan y pronto comenzará a soltar amarras para que su heredero vaya tomando las riendas. En el caso de que sea Wagoner el elegido, algo muy probable, es posible que ya esté compartiendo las labores con su jefe. De hecho, las declaraciones de Smith en este sentido dejan claro que algo así ya está sucediendo: "Estoy dejando la compañía en buenas manos".

El futuro responsable del fabricante automovilístico, Wagoner, tiene en común con Smith que ha pasado gran parte de su vida laboral en GM, de hecho son ya 25 los años que Wagoner pertenece a la plantilla de la compañía.

Hace dos años, Smith nombró a Wagoner presidente ejecutivo de la empresa y, aunque todas sus decisiones tenían que ser corroboradas por el máximo responsable, este puesto le sitúa a las puertas del despacho de presidente de General Motors.