Cansado de las especulaciones, William Clay Ford, el nuevo presidente de la marca del óvalo, ha decidido poner algo de luz en el necesario plan de saneamiento de la compañía. Así, el próximo viernes se hará pública su nueva política de recortes, que previsiblemente incluirá el despido de cerca de 20.000 empleados y el cierre de varias fábricas de Norteamérica.
O, al menos, eso esperan los analistas de Wall Street, que han advertido al fabricante que la Bolsa de Nueva York castigará cualquier "propuesta descafeinada". A principios de diciembre, Ford ya había adelantado que los resultados del cuarto trimestre podían ser peor de los esperado; una noticia que aceleró el parqué neoyorkino y motivó una caída del 2,6 por ciento del valor de la firma.
Por otro lado, los sindicatos del sector exhiben antiguos acuerdos, que prohíben a la marca el cierre de fábricas antes de que expire el actual convenio, en septiembre de 2003.
Así, con las manos medio atadas, la compañía quiere contentar a todos, y su portavoz, Jim Bright, ha declarado que "la gente no debería concluir que el anuncio del 11 de enero será el último", porque continuarán "supervisando la situación y harán lo que sea necesario para devolver la compañía a una fuerte posición".
Una tarea nada fácil
Las ventas en 2001 han descendido un 5,5 en EE.UU respecto al año anterior, pero podía haber sido mucho peor. Tras los atentados del pasado 11 de septiembre, la compañía lanzó, igual que sus rivales, una campaña de financiación sin intereses que ayudó a revitalizar sus ventas, pero que supuso la puntilla a sus maltrechas arcas. Así, los resultados financieros que presentará en los próximos días podrían ser los peores desde 1992.
El problema no se centra sólo en Norteamérica; en su división de lujo Premier Automotive, el debilitamiento de las marcas estadounidenses (Mercury y Lincoln) ha erosionado el crecimiento de sus firmas europeas (Jaguar, Land Rover, Aston Martin y Volvo).
Ford, de la mano del biznieto de su fundador, William Clay Ford Jr (en la imagen), quiere poner fin a un año en el que las desgracias se han cebado con la compañía: escándalo Firestone, llamadas a revisión de varios modelos recién sacados al mercado, falta de prestigio, cambio en la cúpula directiva, fin de la bonanza económica estadounidense, crisis en sus negocios de Internet...