La firma automovilística estadounidense acaba de anunciar que ha perdido, el año pasado, cerca de 5.450 millones de dólares (6.162 millones de euros, casi un billón de pesetas), pese a que la semana pasada había hecho públicos unos datos que fijaban las pérdidas en unos 2.000 millones de dólares (2.600 millones de euros, 432.604 millones de pesetas). Con estos pésimos resultados, la marca del óvalo cierra el peor año desde el pasado 1992.
El anterior ejercicio estuvo marcado por tres problemas importantísimos que han contribuido, qué duda cabe, a estos datos negativos: el escándalo de los
neumáticos Firestone
en su Explorer, los
defectos de fabricación
de algunos de sus modelos y una costosísima
campaña de incentivos
para fomentar las ventas tras los ataques terroristas contra intereses estadounidenses.
Además, el gigante automovilístico americano ha anunciado un plan de reestructuración que le costará unos 4.000 millones de dólares (5.200 millones de euros, 865.207 millones de pesetas) y que implicará el cierre de al menos 5 fábricas y el despido de miles de trabajadores.
De todas las marcas automovilísticas estadounidenses, la que peor se ha adaptado a la situación de crisis en el sector, por las cifras de pérdidas, ha sido Ford. Si el año pasado sus accionistas ganaban 0,57 dólares por acción, durante el ejercicio que acaba de finalizar los títulos han perdido lo equivalente a restar de dicho valor 2,81 dólares.
En los cuatro últimos meses de 2001, las ventas que Ford ha registrado tienen un valor de 41.200 millones de dólares (53.560 millones de euros, 8,911 billones de pesetas), en el mismo periodo de 2000 estas ventas alcanzaron los 42.600 millones de dólares (54.860 millones de euros, 9,127 billones de pesetas).
Para paliar esta situación, además de las mencionadas medidas de despido y cierre de fábricas, Ford ha previsto la reducción de la producción mundial en un 3 por ciento, también ha previsto deshacerse de algunos modelos, para ajustar las gamas. Pero no todas las divisiones de Ford han registrado pérdidas, la Premier Automotive Club está registrando beneficios. Dicha división está formada por Lincoln, Jaguar, Land Rover, Volvo y Aston Martin, las marcas de lujo.