Los inspectores de la NHTSA aseguran que las marcas constructoras y los fabricantes de componentes tienen todavía mucho trabajo que hacer para garantizar la seguridad de los niños en los coches. Conjuntamente con el Instituto para la Seguridad en Carretera, una entidad dependiente de las compañías aseguradoras, la NHTSA ha examinado los sistemas de fijación de seis modelos de sillas diferentes montados en 10 de los coches más vendidos del mercado norteamericano.
De sus estudios se desprende que no todas las sillas sirven para todos los coches, a pesar de que una normativa estrenada este año obliga a que así sea. Una ley federal obliga desde principios de año a que estas sillitas sean compatibles con todos los coches nuevos. Asientos y vehículos deberán acogerse al sistema LATCH, un remedo del ISOFIX, que obliga a contar con anclajes más profundos practicados en las banquetas, además de mecanismos propios para sujetar la silla a los asientos, en lugar de atarlas con los cinturones de seguridad. Sin embargo, en algunos casos, los inspectores han descubierto que los anclajes para las sillitas se han situado en la junta entre el respaldo y la banqueta de los asientos, en lugar de sólo sobre la banqueta, con lo que resulta difícil sujetar la silla. En otros casos, el diseño de los asientos impide que cualquier añadido, como la sillita, pueda fijarse en modo alguno.
Los coches en que más problemas ha habido para colocar a los niños son el Hyundai Santa Fe y el Cadillac CTS. A cambio, los más de más fácil fijación son el Chevrolet TrailBlazer, el Dodge Gran Caravan y el Toyota RAV 4. Desde la NHTSA se asegura que los fabricante y los proveedores de sillas cooperarán para eliminar estos problemas de sujeción. Sin embargo, Mike Anson, el presidente de Hyundai en América asegura que los exámenes realizados en estos trabajos no han sido científicos y han utilizado una muestra de sillas muy escueta. Desde la marca coreana piden que los consumidores prueben las sillitas en los coches antes de comprarla, porque consideran que alguna ha de servirles.
La Administración no ha querido discutir esta opinión, pero sí ha puesto en marcha un sistema de evaluación de sillas. Todos los modelos serán analizados y evaluados en función de su seguridad, comodidad y funcionalidad. Una escala de tres grados servirá para dar a cada pequeño asiento la nota que le corresponda.