Esos chalados con sus locos cacharros

En octubre de 1997, el ser humano batió uno de los últimos records que le faltaban por conseguir: superó la barrera del sonido en superficie terrestre. Después de cien años de intento, al fin lo había logrado. Sin embargo, lejos de detenerse en los 1.233,47 km/h alcanzados, el hombre ha visto en este hito un nuevo acicate y ya hay cuatro contendientes que han aceptado el reto de rebasar ese nuevo límite.

En el estado de Utah, las llanuras salinas de Bonneville son consideradas, por la mayoría de los pilotos como la meca de la velocidad. Varios records mundiales se han superado en esta vasta extensión de terreno, de aspecto lunar, cuyo suelo es más duro y áspero que el asfalto e ideal para emborracharse de rapidez. Sin embargo, las intensas lluvias que se producen algunos inviernos están acabando con la consistente capa de sal del que fue un lago, y cada vez es menos propicio para estos menesteres. En los ™ltimos años, las 13 millas de longitud de la llamada "Pista Internacional" han quedado reducidas, prácticamente, a la mitad. Una campaña conocida como "Salvad la Sal" está tratando de recuperar un terreno cuyo nombre evoca gasolina quemada y vértigo. Otro de los lugares favoritos para los pilotos, el desierto de Nevada proporciona la lisura y dureza necesaria para acometer los intentos supersónicos. En un lugar llamado La Playa, se logró el récord de Noble y Green que actualmente encabeza los anales. Al igual que Bonneville, Black Rock descansa sobre el lecho de lo que antiguamente fue un lago salado. La mejor época para correr sobre él es entre septiembre y noviembre, cuando el sol termina de secar y endurecer completamente las pistas alcalinas del lugar. A pesar de que el viento sopla con fuerza en esta zona, esparciendo detritos en toda su superficie, las especiales condiciones ac™sticas de la suciedad diseminada en el trazado parecen ayudar, en lugar de perjudicar, a los vehículos impulsados por reactores, una vez que superan la velocidad del sonido. Así, los restos movidos por el aire absorben el choque producido por las ondas sonoras cuando se circula por encima del Mach 1, en vez de hacer eco en la parte trasera del vehículo frenando la propulsión. La mayoría de los especialistas en velocidad lo consideran el lugar idóneo para batir el récord. Situado en pleno "bush" australiano, atravesado en medio de la soledad y la nada, a 160 km de Adelaida, este lugar es completamente llano y tiene unos 150 kilómetros de longitud, 32 de los cuales están cubiertos por una fina pero compacta capa de sal de un metro de grosor, cuatro veces más dura que el cemento. Los peligros ocasionados por un canguro perdido son mínimos comparados con las posibilidades que ofrece tan salvaje lugar. Es el sitio escogido por el equipo australiano Aussie Invader III para su asalto a la marca de Noble. Este vehículo, mejorado por Rosco McGlasehn, ya ha alcanzado en este punto velocidades superiores a los 880 km/h en pruebas. No obstante, en estos momentos han detenido los intentos, porque la sal está todavía demasiado h™meda. Hasta este desierto californiano el grupo del North American Eagle desplazará su comitiva, en pos de esos ansiados 1.233,47 km/h. En sus áridas llanuras, está situada la base área del mismo nombre y el lago seco Rogers, de unos 20 km de longitud, especialmente apto para los intentos gracias a su superficie lisa y sin apenas sedimentos. La NASA también suele utilizarlo como punto de aterrizaje de lanzaderas espaciales. Su usufructo depende de la Aviación de los Estados Unidos, por lo que la realización de pruebas en este lecho salado exige de la autorización de este organismo y del cumplimiento de muy exigentes normas de seguridad y de preservación del medioambiente.