¿En qué país comprar coche?

No es lo mismo comprar un Fiat Seicento en Austria que comprarlo en España. La diferencia de precios, según la Unión Europea, puede llegar hasta un 45,5 por ciento a favor de nuestro país. Estas fuertes divergencias en los precios persisten en un mercado europeo que no acaba de armonizar las tarifas.

Miedo y dudas en la liberalización de los concesionarios
Miedo y dudas en la liberalización de los concesionarios

Falta apenas un trimestre para que entre en vigor el nuevo reglamento de distribución y los precios de los coches nuevos en Europa siguen mostrando claras diferencias interestatales. El último informe de tarifas publicado por la Comisión Europea demuestra que, a pesar de algunas mejoras, todavía no es lo mismo comprarse el coche en un país que hacerlo en otro. El flagrante ejemplo del Seicento es el más llamativo, pero, en un 8,5 por ciento de los modelos a la venta, las diferencias entre países son del 20 por ciento. Hay una diferencia media de precios del 8,6 por ciento.

Este porcentaje se mueve a la baja, es cierto: hace un año era de 10,6. Pero, aún así, a muy pocas semanas de que entre definitivamente en vigor el reglamento, da la impresión de que no se va a poder cumplir con su espíritu de armonizar los precios. En pocas palabras: faltan competencia y comercia transfronterizo que permitan una verdadera equiparación de precios.

Al menos, así lo considera Mario Monti, comisario europeo de Competencia, quien espera mayor convergencia de precios tras la entrada en vigor del nuevo reglamento de distribución, una normativa de la cual es el máximo impulsor. Como se recordará, en octubre pasado se aprobó el nuevo reglamento europeo que, entre otras cosas, permite a los concesionarios elegir entre dos modelos de distribución: exclusivo y selectivo. El primero es el de toda la vida. El segundo autoriza a los concesionarios y distribuidores a vender coches de más de una marca y saltarse la antiguas demarcaciones geográficas y fronteras comerciales y políticas (fin de la cláusula de localización). A cambio, los fabricantes tienen la oportunidad de renegociar todas las concesiones a la luz de la nueva ley y unos estándares de calidad más duros: es lo que se conoce como distribución selectiva.

Las marcas han previsto unos baremos mucho más altos para aceptar que un concesionario venda sus vehículos: determinados metros cuadrados de superficie, alto nivel de formación del personal, objetivos de ventas más elevados… El cambio de condiciones supone de hecho el fin de los contratos que unían hasta ahora a los constructores y los vendedores. Estos contratos, por tanto, tienen que renovarse antes del 1 de octubre y aquellos que no estén a la altura se quedarán sin marca. Monti cree que estas normas reforzarán la posición de los concesionarios y los talleres de reparación y les permitirán desarrollar sus actividades en interés de los consumidores. “Es evidente que las nuevas normas aún no han dado la medida de sus posibilidades debido, en particular, a que no estamos aún en el periodo de transición de un año", asegura.

A partir de octubre, los vendedores podrán abrir puntos de venta en cualquier lugar, sin depender de las demarcaciones geográficas de los fabricantes. Esto les permitirá salir de sus propias fronteras y montar concesionarios en otros países, con lo que la competencia variará mucho.

Además, el reglamento obliga a las marcas a vender sus vehículos al mismo precio en todos los países de la UE, con lo que tendrán que subir precios en unos casos y bajarlos, en otros.

Mientras tanto, Dinamarca, Grecia y los Países Bajos son los países con los precios más bajos (impuestos aparte). En cambio, Alemania es el más caro. España está en una situación intermedia, algo por debajo de la media.
El estudio de la Comisión se ha realizado siempre sobre precios sin impuestos. Si se añaden las tasas, las diferencias son mucho mayores de las que se recogen en este informe. En puertas de arrancar la nueva legislación, los fabricantes y los concesionarios siguen sin firmar nuevos contratos que sustituyan a los acutales. Jaime Barea, de la asociación de vendedores Ganvam, explica que, a su juicio, si no se firman nuevos pactos se deben dar por válidos los que están en vigor ahora. Consideran que no ha habido tiempo para dar el preaviso de dos años que marca la ley, con lo que ningún contrato puede darse por extinguido.
En cambio, la Unión Europea advierte que el nuevo reglamento tiene como objetivo principal acabar con el viejo sistema contractual, por lo que deberían darse por resueltos los viejos pactos.