“No me parece bien que se discrimine entre quien puede pagar el peaje y quien no, sobre todo porque los ciudadanos de la corona metropolitana de Madrid no tienen otra alternativa: o pagan el peaje o se chupan el atasco". Así de rotundo se ha mostrado Rafael Simancas (en la foto) para fundamentar la promesa de negociar la gratuidad de las autopistas radiales.
Estas cuatro carreteras, en construcción, funcionarán a partir de 2004 y unirán Madrid con Guadalajara (R2), Arganda del Rey (R3), Navalcarnero (R5) y Ocaña (R4). Actualmente se levantan en régimen de concesión a empresas constructoras que podrán explotarlas (bajo peaje) hasta dentro de 50 años. El alto coste que supone su construcción ha provocado que Fomento, la Comunidad de Madrid y las concesionarias estudien la posibilidad de ampliar en 15 años más el plazo de explotación.Sin embargo, Simancas no quiere esperar 65 años para que los conductores madrileños circulen libremente por ellas. Promete que, si gana las elecciones, negociará el rescate de las infraestructuras.
El diario El País explica en su edición de hoy que Simancas dispone de tres alternativas. La primera es pagar directamente una indemnización a las constructoras. Esta fórmula, rápida y eficaz, es tan cara que prácticamente se autodescarta.
La segunda idea es pedir al Ministerio de Fomento que libere los 600 millones de euros (100.000 millones de pesetas) que prometió en 1994 para las carreteras de Madrid. Esta promesa, el llamado “segundo plan Felipe, corresponde a un pacto suscrito entre los socialistas Josep Borrell y Joaquín Leguina, que ocupaban los cargos de ministro de Fomento y presidente de Madrid respectivamente.
Aquel plan nunca llegó a ejecutarse y el dinero sigue pendiente de llegar. Con él, se podría hacer frente al rescate de las autopistas.
La última alternativa – y la más razonable- es el cambio de los peajes normales por peajes en sombra. Bajo esta modalidad, los conductores no abonan cánones por circular por las carreteras, sino que el gobierno local (Comunidad de Madrid) se hace cargo de los peajes. Madrid ya lo hace en la M45 y la M501: el gobierno regional entrega a las empresas concesionarios un dinero anual por el uso de las vías.
La M30, una carretera antigua, peligrosa y saturada que circunvala Madrid, está en el ojo del huracán de la campaña electoral en la capital. La candidata socialista a la alcaldía, Trinidad Jiménez, propuso en su día modificar la M30 y regular su tráfico con semáforos. La idea levantó una polvareda en los medios de comunicación y las más agrias críticas desde el partido popular.
José María Aznar, presidente del Gobierno, ha hecho más leña del árbol de la M30. El pasado miércoles intervino en un mitin en Madrid en el que irónicamente preguntó al público si era verdad que alguien pensaba poner semáforos en la M30. Cuando le dijeron a gritos que sí, Aznar se dijo con ironía: “¿Sí?¿De verdad? Si alguno propone eso, ¿qué es lo que puede hacer con la Seguridad Social o el trabajo?.