La medida anunciada el día 20 de mayo por Gilles de Rovien, ministro de Transportes francés, añadirá a las arcas galas 1.000 millones de euros anuales, con los que se financiará la construcción de nuevas infraestructuras. La cuarta parte de esta cifra será aportada por nuestro país, según el informe elaborado por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio.
El peaje que pretende imponerse a los camiones que circulen por las carreteras francesas afectará a más de 2,6 millones de vehículos que, con destino u origen en España, viajan cada año por las pistas del país vecino. Como resultado, el Estado galo obtendrá un mínimo de 250 millones de euros en cada ejercicio de empresas españolas Estas previsiones coinciden con las realizadas por las patronales del sector, que han calculado un incremento de costes del 20 por ciento. Si el gravamen repercute en el importe final de las mercancías, los productos españoles que se transportan por vía terrestre se encarecerán un 0,18 por ciento. Así, esta medida restará competitividad a nuestras exportaciones e incrementará el precio de las importaciones, lo que influirá negativamente en la inflación.
La propuesta francesa perjudicará especialmente a países como España y Portugal, dada su situación geográfica y su condición de economías periféricas, según el estudio elaborado por las Cámaras de Comercio. El gravamen (que distorsionará la libre circulación de mercancías y el funcionamiento del mercado único, según aseguran) supondrá, además, un agravio comparativo para el sector del transporte por carretera frente a otras modalidades. El informe señala que el 57 por ciento del valor del comercio exterior español se efectúa por vía terrestre, seguido a larga distancia por el transporte marítimo (30 por ciento), el aéreo (5,6 por ciento) y el realizado mediante ferrocarril (4 por ciento).
El tránsito de mercancías que se lleva a cabo empleando las pistas galas representa el 50 por ciento del comercio exterior español -48,3 por ciento de las exportaciones y 50,3 por ciento de las importaciones-. El país vecino es paso obligado para nuestros camiones, ya que las ventas se dirigen, principalmente, a Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña, que absorben el 74 por ciento de los productos transportados por carretera. El sector del automóvil será el más afectado por la medida francesa, pues los coches representan el 20 por ciento del total de mercancías trasladadas por las carreteras del país vecino.El Gobierno no ha tardado en manifestarse en contra del proyecto galo. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, transmitirá a De Rovien su malestar en la reunión del Consejo de Ministros de Transportes de la Unión Europea, el próximo día 5. Según Fomento, “la idea francesa va contra los principios de cohesión y convergencia entre los Quince y supone un obstáculo más a la libre circulación de mercancías y al mercado interior", afirma el diario “ABC".