Desde que Londres empezó a cobrar a los conductores que accedían a su interior, el tráfico se ha reducido de manera espectacular: nada menos que en un 70 por ciento, una cifra que casi multiplica por cinco la prevista por sus organizadores. Poco queda de esa urbe congestionada, cuyos conductores circulaban a una velocidad media de 10 Km/h y perdían casi la mitad del día en atascos. El tráfico allí era, según Dave Wetzel –el inventor del peaje-, “peor que en los tiempos de la era Victoriana". El alcalde de la ciudad, Ken Livingstone, apostó por medidas drásticas (por algo la prensa inglesa le ha bautizado como “Ken el Rojo"): desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, el centro de la ciudad estaría cercado. Quien quisiera acceder o salir de ese perímetro de 20,7 kilómetros cuadrados tendría que pagar nada menos que 5 libras, 7,45 euros. La medida no contaba con muchos adeptos al principio: según una encuesta publicada del instituto British Social Attitudes, los máximos defensores del sistema eran los ciudadanos con mayores ingresos económicos. El primer día que se puso en funcionamiento, 10.000 conductores se saltaron a la torera el pago (a pesar de que las multas superan los 18 libras, 26 euro). En Internet se habían difundido medidas para burlar el peaje: conducir pegado al coche de delante, llevar la matrícula sucia… Sin embargo, el método que más traía de cabeza a las autoridades era la duplicación de matrículas: según The Independent, circulaban cientos de vehículos con matrículas que correspondían a otros coches. Sin embargo, el peaje ha cumplido su objetivo con creces, con demasiadas creces. Se esperaba que el tráfico se redujera en un 15 por ciento, no en el actual 70 por ciento. El dinero que esperaban recaudar iría a sufragar el transporte público (piedra angular del sistema). Mientras, en Madrid la polémica se centra en el servicio de grúa. El Tribunal Supremo ha asegurado que es completamente legal que el Ayuntamiento de Madrid incluya en la tarifa de la grúa (105 euros) los costes de vigilancia que presta la policía local en los depósitos. Según asegura, no hay duplicidad de costes como había denunciado la Asociación de Automovilistas Europeos Asociados.
El peaje de Londres funciona
Hace apenas un año, moverse por el centro de Londres era “más lento que en la época Victoriana". Al menos eso aseguran los responsables del peaje que grava a los vehículos que entran en el corazón de la ciudad: ahora, el tráfico se ha reducido un 70 por ciento. ¿Éxito abrumador o fracaso estrepitoso?
