Esa reducción de cuota será el resultado de las últimas propuestas liberalizadoras del panorama de hidrocarburos en España. La más llamativa de estas soluciones es prohibir a las compañías con una cuota superior al 30 por ciento la apertura de nuevas gasolineras en un plazo de cinco años. Además, según el texto legislativo, esta medida podría endurecerse, si la competencia no mejora.
Por el momento, Repsol, la principal afectada por estos cambios, no ha querido hacer más que saludar las medidas aperturistas, y esperará a conocer a fondo el decreto-ley para hacer comentarios.
Tanto esta compañía como Cepsa deberán, además, presentar un plan de desinversión en CLH, la Compañía Logística de Hidrocarburos. Esta empresa distribuye las gasolinas en España y el Gobierno quiere que en ella tomen parte más compañías.
Aunque el Ejecutivo confía en la validez de sus medidas, en el sector se han acogido con frialdad. Desde la Asociación Madrileña de Estaciones de Servicio, su vicepresidente, Alejandro Moratilla, no cree que las restricciones sirvan para que Repsol ceda terreno. Este dirigente considera que nada impide a la petrolera establecer pactos de suministro con gasolineras, aunque no pueda poner en ellas su bandera.
Moratilla también ha mostrado su desacuerdo con la disposición administrativa que permitirá a las cooperativas agrícolas y de transportes vender sus combustibles al público sin necesidad de separar jurídicamente sus actividades. Los empresarios de estaciones de servicio consideran que esta situación violará la Ley de Hidrocarburos, que impone ciertas normas para distribuir carburantes a los consumidores finales.
Dentro de su campaña de protestas, los gasolineros se solidarizaron ayer domingo con la Unión de Consumidores, que convocaba el tercer domingo sin carburantes. Esta protesta, más simbólica que eficaz, sirve para reclamar unos precios más bajos.
Unos precios que, lejos de bajar, siguen marcando hitos. Este fin de semana se ha producido uno que no deja de ser significativo. Melilla, una de las zonas que disponen de fiscalidad especial, llegó a las 100 pesetas por litro de gasolina súper, una cantidad insospechada en aquella ciudad.
Mientras, en los mercados internacionales la media del barril de crudo sigue en torno a los 32 dólares, pese a que la Opep incrementó la semana pasada su producción. Aun así, sigue subiendo el precio y el cártel petrolero ha hecho circular rumores de un posible nuevo incremento de las extracciones. Ni con eso se han calmado las aguas. Si acaso, al contrario, porque Irak, uno de los francotiradores del petróleo, ha cargado contra la Opep por ceder ante las presiones estadounidenses y abrir el grifo del petróleo. Para contrarrestar, México ha decidido aumentar su producción, al igual que Noruega, que ya ha puesto final a la huelga de plataformas petrolíferas que sufrió en los últimos días.
El Gobierno espera que Repsol deje de crecer un 30 por ciento
Tras todo el fin de semana masticando las nuevas medidas liberalizadoras de los combustibles, el sector empieza a reaccionar. El Ejecutivo, satisfecho con su iniciativa, espera que Repsol, primera petrolera del país, reduzca su crecimiento en un 30 por ciento durante los próximos cinco años.