El precio del crudo se ha estabilizado mínimamente y han desaparecido los fuertes altibajos de las últimas semanas. El barril se cotiza hoy en Londres a la baja, con un precio que ronda los 24,40 dólares. En Nueva York, la semana pasada se cerró en 27,11 dólares, pero se espera que la calma en Irak traiga nuevas bajadas a lo largo de estos días próximos.Los pozos petrolíferos iraquíes no han ardido y están prácticamente intactos, con lo que no hay peligro de escasez en el mercado. Esta certeza, unida al fin de la inestabilidad en la región del Golfo Pérsico, ha hecho que los intermediarios dejen de presionar los precios, con lo que las tarifas vuelven poco a poco a su cauce más o menos natural.
Ante estas circunstancias, los circuitos del petróleo están saturados y la Opep, el poderoso cártel exportador, se plantea una reducción de la oferta para impedir que los precios sigan bajando ante un mercado con exceso de materia prima.
Esta propuesta de la Opep es lo único que frena al barril. De no ser por esa capacidad de regulación, el oro negro entraría en caída libre.
Los consumidores son los más interesados en esta caída de los costes, pues servirá para abaratar los carburantes y hacer que bajen los precios en general. Los gobiernos occidentales piden a las petroleras que trasladen estas bajadas a los surtidores, pero las grandes compañías siempre tardan en reaccionar cuando es a la baja.Pero la Opep, preocupada por el hundimiento del barril, se enfrenta a un riesgo quizá mayor, puesto que sus consecuencias a largo plazo son difícilmente calculables. El riesgo es que la nueva administración iraquí, bajo control estadounidense, decida sacar al país de la Opep.
Esta ruptura sería realmente grave para el cártel, pues dejaría fuera de su control la segunda reserva de petróleo más importante del mundo y, además, rompería el bloque de los países “duros" los que suelen abogar por precios más altos y un cierto enfrentamiento a Estados Unidos, el país más interesado en debilitar a la Opep.
Los estadounidenses tienen mucho que ganar si sacan a Irak de la Opep. Para empezar, al margen del cártel, el nuevo estado iraquí podrá bombear tanto crudo como quiera. Las grandes compañías norteamericanas, marginadas durante años de los yacimientos iraquíes, se frotan las manos ante un pastel tan suculento (más de 112.000 millones de barriles de petróleo probados).
La Opep obliga a sus miembros a producir un determinado número de barriles, de forma que, jugando con la oferta, los precios se mantengan en los niveles que ellos quieren. Si Irak no respeta estas reglas y produce todo lo que los estadounidenses quieran, de poco servirá el orden de la Opep. Un orden que, por cierto, en los últimos años ha vivido momentos de gran debilidad y otros de tremenda fuerza. Es más, con Bagdad exportando todo lo que quiera, es muy probable que Arabia Saudí, Venezuela e Irán, los otros grandes productores, hagan lo mismo.
Desmontar así el sistema de cuotas de la Opep tendría efectos muy poco deseables para los países productores. Los precios bajarían dramáticamente y sus economías, dependientes de estas ventas, se hundirían con ellos. A corto plazo sería devastador. A medio y largo plazo, quizá no sea tan malo un precio bajo: la Opep extrae petróleo de alta calidad a muy bajo coste. Esto permitiría a sus miembros sostenerse con precios bajos y, poco a poco, estabilizarse. Desde luego, con el petróleo tan bajo, venderían mucho más, así que sus ingresos iniciarían una lenta pero segura recuperación. Y, desde luego, la competencia de países como Rusia, que se lleva grandes tajadas del mercado de la Opep, desaparecería: Moscú no podría bajar los precios al nivel de la Opep.Desde un punto de vista político, a Occidente no le interesa mucho que los precios se hundan tanto. Con la inestabilidad social que viven muchos de estos países productores y, sobre todo, con el auge de los extremismos de corte islámico, reventar su principal fuente de ingresos no parece una medida sensata. Desde Francia, Nicole Fontaine, ministra de Industria, ya ha pedido que Irak se mantenga dentro del sistema de cuotas de la Opep y que se mantenga el orden actual.
Pase lo que pase, el precio del barril parece condenado a bajar. En el fondo, es una buena noticia para los conductores de todo el mundo.