El coche: nidito de amor sobre ruedas

Utilizar el coche como sustituto de una habitación de hotel es una práctica ancestral. ¿Te has planteado si este uso se remonta incluso a cuando los vehículos privados se movían tirados por caballos? Súbete a nuestro Delorean y viaja con nosotros en el tiempo, a través de los ‘niditos de amor’ de la historia.

El coche: nidito de amor sobre ruedas
El coche: nidito de amor sobre ruedas

Aunque más por necesidad que por gusto, el coche se ha convertido en un escenario habitual de los escarceos amorosos. Es evidente que no cuenta con las ventajas evidentes de la intimidad de una bonita habitación, pero cuando no se puede no se puede. Y ahí es donde entra nuestro amigo el automóvil.Practicar el sexo en un coche no fue exclusivo del siglo XX, aunque en la antigüedad estos no fueran de tracción mecánica, sino animal. Cualquier rincón un poco discreto podía ser un buen lugar para aliviar las necesidades pasionales y un carruaje de caballos cumplía a la perfección esas cualidades. Viajemos un poco atrás en el tiempo y hagamos un repaso del automóvil en su uso como nidito de amor. Es casi una práctica ancestral.Si los carruajes del siglo XVIII y XIX pudieran hablar, descubriríamos más de una historia interesante. Y a pesar de lo que tenderemos a pensar bajo nuestro prisma del siglo XXI, los coches de caballos tenían una ventaja evidente respecto a los automóviles de motor: la bestia conocía el camino de regreso a casa. Así lo relata el famoso periodista David L. Lewis en su artículo ‘El Sexo y el coche: de los asientos descubiertos a los monovolúmenes mecedores’: ‘En una carretera conocida, el Romeo rural podía atar las riendas al soporte para el látigo y confiar en que el rocín mantuviera su tranquila marcha por la carretera’.Y así, cuando los caballos se jubilaron como principal fuerza motriz del vehículo privado y apareció el coche de motor, éste no sólo heredó el nombre, sino también su utilidad como nidito de amor.La época en la se generalizó esta practica fueron los años 20, con la llegada de los automóviles cerrados. Aunque los había que preferían amarse sobre la carrocería del vehículo, a lo que ayudaba la fisonomía de los mismos con sus prominentes capós, sus generosas aletas o sus largos estribos. Modelos como el Alfa Romeo 8C o los Mercedes-Benz SSK eran ideales para estas prácticas. La prolífica década de los 20 fue sustituida por los años 30, marcados por la Gran Depresión. Pero las penurias económicas se olvidaban en los asientos de los Talbot Lago, de los Lancia Astura o de los Chrysler Imperial para los afortunados y de los Morris Eight, de los Pontiac Economy Eight o de los Citroën 11 para los más pudientes.Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, un invento potenció las prácticas sexuales en el coche: los autocines. Esta forma novedosa de ver películas bajo la romántica luz del proyector nació en Camden (Nueva Jersey) y fue un boom durante los años 40 y 50. No hay más que ver la película Grease para darse cuenta de ello.Pero la verdadera revolución del sexo en el coche, vino marcada por la liberación sexual absoluta de los años 60. Los jóvenes se desnudaban en Woodstock al son de la guitarra de Jimmy Hendrix, Janis Joplin y compañía, mientras las furgonetas Volkswagen Caravelle se convertían en el símbolo sobre ruedas de este movimiento. Y en su interior no sólo había paz, sino también mucho amor.En nuestro país, bajo el yugo de la dictadura franquista, no era fácil ni darse un besito en un parque público y en esta época, utilizar el automóvil como nidito de amor era una práctica llevada acabo sólo por los más audaces. Pero nuestros años 60, tuvieron lugar casi veinte años después. Muchos recordaréis con cariño los Seat 600, los Renault 4 o los Simca 1.000: hasta los Inumanos le dedicaron a este último una canción a los estrechos placeres que podía ofrecernos.Los modelos actuales cuentan con más ventajas que el Simca 1.000, aunque en muchas ocasiones las ergonómicas formas de los asientos no son precisamente cómodas para las posturas amatorias. Pero sí que es verdad que los cristales tintados, los avanzados sistemas de audio y los modernos climatizadores nos han facilitado mucho lo vida. Además, si con lo que tienes problemas es con las posturas, hoy en día existen hasta manuales que te ayudan a encontrar la forma idónea de llegar al clímax en el habitáculo de un coche. Por ejemplo el ‘Carma Sutra: the auto-erotic handbook’. Se trata de una guía de bolsillo muy ilustrativa que explica un gran número de posiciones dentro del automóvil e, incluso, otros vehículos como una moto. Su lugar puede ser la guantera del coche y a más de uno le puede facilitar la tarea. Seguro que se podrá encontrar en tiendas eróticas, pero también se puede comprar en Amazon. Esto demuestra que el sexo en el coche no decae: seguirá siendo un habitual entre las jóvenes parejas por los siglos de los siglos. Amén.

¿Prefieres un deportivo a una mujer?
¿Tu coche determina tu vida sexual?