El ''chip'' prodigioso

La electrónica continúa avanzando en el campo del automóvil a pasos de gigante.

En apenas tres décadas hemos pasado de los coches prácticamente “manuales" a complejos ingenios rodantes que manejan descomunales cantidades de bits. Lo último que hemos conocido: la dirección “inteligente".Primero fueron las centralitas electrónicas para la gestión de la inyección, que empezaron a generalizarse a principios de los años 80, y a partir de ahí surgió una verdadera retahíla de dispositivos electrónicos que permitían una conducción más cómoda y segura, como los sistemas antibloqueo de frenos, mandos a distancia, climatizadores automáticos, airbags, cajas de cambio robotizadas, suspensiones activas, navegadores vía satélite, controles de presión de neumáticos, limpiaparabrisas o sistemas de encendido de luces automáticos, ayudas al aparcamiento, el DVD, multiplexado… De la mecánica pura hemos pasado casi por completo a los sistemas digitales y hoy en día no podemos concebir un automóvil moderno en el que no exista un verdadero “centro de cálculo" capaz de analizar las situaciones y actuar de forma instantánea en la mayoría de los dispositivos, supliendo los tiempos de reacción de los conductores ante situaciones imprevistas. Ya hemos conocido diversos tipos de direcciones asistidas. Las primeras variaban su nivel de asistencia en función del régimen del motor; las más sofisticadas lo hacían también en función de la velocidad y, en los últimos tiempos, hemos tenido contacto con diversos modelos que incorporan direcciones eléctricas, con asistencia variable automática en función de la velocidad e, incluso, con diferentes modalidades de funcionamiento seleccionables por el conductor, como en el caso de los Fiat Punto y Stilo, en los que el sistema “Dual Drive" permite el giro de la dirección sin esfuerzo hasta que se superan los 40 km/h de velocidad. Pero no todo es electrónica. BMW, consciente de que no se puede dejar todo a la “elección" de los bits, ha desarrollado un nuevo concepto de dirección activa en el que se utilizan sistemas eléctricos, electrónicos y mecánicos interconectados entre sí, de tal forma que el conductor siente en sus manos realmente lo que ocurre bajo las ruedas delanteras y, si fallara algo, que pudiera ocurrir, el dispositivo continuaría funcionando como un sistema de dirección convencional. De esta forma se incrementa la seguridad y se evita la sensación de desconfianza que pudieran producir los dispositivos conocidos como “steer-by-wire" (dirección por cable), en los que no existe una unión física entre las ruedas y el volante. Actualmente hay varios fabricantes trabajando en estos sistemas, aunque sólo hemos conocido su aplicación real en un prototipo de Bertone, denominado Filo, todavía lejos de su posible producción en serie.