Con casi 32 dólares por barril en Londres y 32,5 en Nueva York, hay que remontarse a los tiempos de la Guerra del Golfo, en 1991, para encontrar cifras similares. Sólo estuvieron tan altas hace tres meses, en plena crisis de demanda.
Hoy jueves se aprecia una leve calma y un mínimo descenso en la curva de precios. El motivo para este claro en la tempestad ha sido un nuevo rumor que apunta a un somero aumento por parte de los países exportadores.
Ayer se dijo durante todo el día que la Opep no incrementará su producción tras la reunión que mantendrán sus líderes el día 21 de junio. Según muchos observadores, los países petroleros no aumentarán su cuota de producción, porque están convencidos de que más petróleo en el mercado no servirá para que bajen las tarifas.
El presidente de turno de la Opep, el venezolano Alí Rodríguez, aseguró ayer que la culpable de la escalada de precios no es su organización. El mandatario considera que la culpa es de Estados Unidos, donde se ha empezado a utilizar una gasolina especial que contamina menos y está obligando a las petroleras a llenar sus almacenes de crudo, un 13 por ciento por debajo del nivel de hace un año. Esta acaparación es, para Rodríguez, la causante de las tensiones actuales.
El país que más se opone en estos momentos al incremento de las extracciones es Irán. El régimen de Teherán no parece dispuesto a ponerle las cosas fáciles a Estados Unidos. México, que no está en la Opep, pero es uno de los productores más importantes del mundo, también se opone a que se bombeé más petróleo.
Para echar más leña al fuego, ayer la Agencia Internacional de la Energía hizo pública una previsión en la que asegura que, de seguir así las cosas, en el tercer trimestre del año la oferta no será capaz de cubrir la demanda. El comportamiento de los precios en una situación así sería imprevisible. Pero, por otra parte, si los países consumidores siguen acaparando crudo, puede llegar un momento en que no precisen comprar y hundan la oferta con una bajada escandalosa de los precios. Esto ya pasó hace año y medio. Fue entonces cuando la Opep decidió el recorte de producción que ha desencadenado esta larga tormenta.
Lo único bueno para Europa es que empieza a recuperarse la fortaleza del euro, única forma de contener un poco el brutal impacto de esta carestía en las economías locales.
En España, ante la alarma que ha causado el incremento del IPC conocido ayer, 3,1 por ciento, el Gobierno se apresura a buscar soluciones al aumento de precios de los combustibles.
Ayer, el grupo parlamentario Popular puso todo su empeño en lograr un acuerdo con la oposición para activar medidas que permitan liberalizar el sector de los combustibles. De las negociaciones se ha excluido la posibilidad de establecer precios máximos, pero se ha logrado un principio de consenso para abrir la Compañía Logística de Hidrocarburos, CLH, a nuevos operadores. CLH es la empresa que distribuye en España los combustibles.
El barril de petróleo llega a los 32 dólares, un precio histórico
El crudo ha entrado en una fase epiléptica. El más leve rumor hace que su cotización se convulsione tanto al alza como a la baja. Ayer, se extendió por los mercados la sospecha de que la Opep no aumentará su producción. Resultado: tarifas al borde de un tope histórico.