Una de las primeras medidas que ideó DaimlerChrysler para atajar esta crisis fue pagar menos a sus proveedores. Decretó una rebaja del cinco por ciento en todas sus compras de componentes. La industria auxiliar reaccionó con cierto pánico y rápidamente redujo sus plantillas y anunció el cierre de algunas plantas.
Pasada la primera sorpresa, los fabricantes de piezas han plantado cara y ahora no tragan con las rebajas. Tradicionalmente bien avenidos, los proveedores y DaimlerChrysler llevan unos días de duras negociaciones.
El golpe más duro, según los observadores, se lo han llevado los suministradores que son también fabricantes. Es decir, los que no tienen detrás más proveedores. Éstos, en cambio, están menos preocupados, pues pueden trasladar la rebaja a los precios que pagan a terceros.
Pero, aun así, DaimlerChrysler no lo tiene fácil. Algunas empresas han empezado a retrasar los pedidos en represalia y otras, simplemente, se niegan a aceptar los recortes.
Otras, más razonables, trabajan con el gigante herido para encontrar un acuerdo que no dañe tanto a la industria auxiliar. "Se negocia caso por caso", dicen desde DaimlerChrysler, que debe hablar con 900 firmas. También reconocen que no pueden ceder y que no bajarán del cinco por ciento de rebaja. No en vano, los costes por componentes suponen el 78 por ciento de los gastos de la empresa, unos siete billones de pesetas anuales.
Los fabricantes de piezas se quejan amargamente. Dicen que su futuro está condicionado al de los constructores y que éstos cada vez exigen más y pagan menos. La última década se ha caracterizado por la progresiva rebaja de costes. Además, los modelos cada vez rotan más deprisa y los proveedores no tienen tiempo para amortizar la inversión realizada en maquinaria.
"Si la industria no tiene cuidado, llevará a los suministradores a la bancarrota", asegura un observador.
No sólo se quejan en la parte inicial de la cadena productiva. También llegan quejas desde la fase de ventas. Los distribuidores y los concesionarios están asustados por las órdenes que llegan de Chrysler: reducir gastos al máximo.
La multinacional quiere recortar las ayudas en publicidad e imagen, además de otras ventajas financieras. A cambio, les proponen mejores incentivos por volumen de ventas. Sin embargo, los "dealers" no se dejan convencer, porque saben que les va a resultar muy difícil llegar a los objetivos comerciales, y más si la empresa retira parte de su apoyo.
Medio billón de pesetas para respirar
La batalla que libra Chrysler tiene un precio. La casa no quiere reconocerlo, pero los observadores estadounidenses lo tienen claro: el plan de reflote costará la friolera de 530.000 millones de pesetas, unos 3.000 millones de dólares.
Este programa, que supone el cierre de seis plantas y el despido de 26.000 empleados, debería sanear la compañía. Desde la Dirección dicen que este año se cerrará con unos beneficios de 83.000 millones de pesetas, muy por debajo de los 863.000 millones que ganó en 1999.
En Alemania no paran de buscar soluciones. DaimlerChrysler todavía es un coloso, pero la división estadounidense se ha convertido en su talón de Aquiles. Por eso, además de pedir al Deustche Bank un plan de blindaje ante operaciones hostiles de compra, Jürgen Schrempp, presidente de la compañía, se ha entrevistado con sus principales socios capitalistas, Kuwait Investment Authority, o, lo que es lo mismo, el Gobierno de Kuwait.
Los petrodólares pueden ayudar a DaimlerChrysler a salir a la luz. Pero más importante que esto es lograr su tranquilidad. Schrempp quiere garantizar que los árabes no van a vender sus acciones.
Su estrategia defensiva incluye varias presentaciones en Londres, Ginebra, Boston y Nueva York. En ellas, tratará de levantar la moral de los accionistas y reforzar la imagen pública de la compañía.
Nuevo modelo pick-up
La mejor manera de seguir adelante es no demostrar miedo. Así, Chrysler, a través de Dodge, sigue sacando nuevos modelos, o, al menos, conceptos.
En el Salón del Automóvil de Chicago, que se celebra estos días, presentará el rediseño de su pick-up Dodge Ram (en la foto). Aparecerá en 2002 y cuenta con un interior más lujoso y amplio que la versión anterior.
Lleva motores V6 de 3,7 litros y 210 CV. Además, opcionalmente, puede montar un V8 4,7 litros y 235 CV.
DaimlerChrysler, contra los elementos
Toda la fuerza directiva de DaimlerChrysler se ha arremangado y lucha a brazo partido para achicar agua. El barco escora y todas las soluciones son pocas. La compañía trata de defender la reducción del cinco por ciento impuesta a los precios de sus proveedores.
