Estamos inmersos en plena época navideña, sinónimo entre otras cosas de muchas comidas y cenas familiares y de empresa. Por eso, si has bebido y tienes pensado conducir, quizás te interesa saber esto. Porque, tras haber consumido alcohol, la tasa de alcoholemia que alcances puede variar mucho. Y aunque creas conocer tus límites, es fácil que el alcohol acabe por darte una mala sorpresa. Así que, vaya por delante siempre que lo mejor es siempre no beber si vas a conducir.
Son muy numerosas las variables que influyen sobre esta tasa y en la velocidad con la que se alcanza, aunque la DGT distingue entre las siguientes:
- Cantidad de alcohol ingerido
Tasa de alcoholemia de las bebidas más habituales

- Rapidez con la que se ingiere la bebida. La absorción del alcohol depende directamente de la velocidad a la que bebas. Cuanto más rápido tomes la bebida, mayor será la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pase a la sangre. Por ello, la DGT recomienda que si vas a beber, lo hagas pausadamente y separando en el tiempo las bebidas que vayas a consumir. También es bueno, según la DGT, intercalar alguna bebida no alcohólica entre dos bebidas alcohólicas.
- Las características del alcohol que se toma. La absorción del alcohol es más lenta en bebidas fermentadas (como la cerveza o el vino) que en las destiladas (como la ginebra, el ron o el whisky). Además, el alcohol tomado junto a bebidas gaseosas (como la tónica o ciertas bebidas de cola) o tomada caliente puede favorecer la rapidez de aparición de la alcoholemia.
- Tener el estómago vacío o lleno. Cuando el tubo digestivo está vacío, la cantidad de alcohol que pasa a la sangre es mayor y lo hace de forma más rápida. Por ello, no es nada recomendable consumir alcohol sin haber comido nada.
- La edad y la experiencia en la conducción. Las personas menores de 18 años y los mayores de 65 son más sensibles a los efectos del alcohol, por lo que es más fácil que tengan deterioros en las capacidades psicofísicas necesarias para conducir.
- El sexo y el peso de la persona. El alcohol se distribuye por el cuerpo de forma distinta en hombres y en mujeres. Por ello, las mujeres pueden presentar tasas de alcoholemia más altas con la misma cantidad de bebida, especialmente si son jóvenes. Además, la distribución y concentración del alcohol es diferente en una persona gruesa que en una persona de menos peso. Con lo cual, una persona delgada puede obtener una mayor tasa de alcoholemia con la misma cantidad de alcohol ingerido que una persona gruesa.
- La hora del día. La eliminación del alcohol es mucho más lenta durante las horas de sueño. Por ello, si antes de acostarte tu consumo de alcohol ha sido elevado, es posible que por la mañana aún te despiertes con una alcoholemia positiva. Dormir algunas horas no es suficiente para garantizar una conducción segura.
- Las circunstancias personales. La fatiga, la somnolencia, la ansiedad, el estrés u otras enfermedades, son algunos factores que pueden influir sobre la alcoholemia y sus efectos sobre tu organismo.
¿Cuánto tiempo dura el efecto del alcohol?
Según apunta la DGT, el alcohol puede empezar a detectarse en la sangre a los 5 minutos de haberlo ingerido y alcanza su máximo nivel entre los 30 y 90 minutos siguientes. A partir de este momento, comienza a desaparecer lentamente de la sangre hasta su completa eliminación.

Una persona con un nivel de alcoholemia de 1 g/l puede necesitar entre 6 y 10 horas para que su nivel de alcoholemia baje del nivel máximo permitido. Aún por debajo del límite legal (0,5 g/l en el caso de los conductores generales y 0,3 l/g los noveles y profesionales), el riesgo de accidente puede verse ya incrementado. Por ello, y como recuerda la DGT, lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad de alcohol.
Los efectos de la resaca en la conducción
Contrariamente a la creencia de muchas personas, conducir con resaca un día después de haber ingerido alcohol también tiene efectos perjudiciales para nuestra seguridad y habilidad al volante. Y es que, como nos recuerda la DGT, el organismo sufre alteraciones tras el consumo y metabolización de alcohol que afectan a las tareas diarias, entre ellas la conducción. Estas alteraciones pueden ser:
- Neurológicas: el cerebro disminuye su actividad (funciona más lento) hasta 16 horas después de desaparecer el alcohol del organismo.
- Hemodinámicas: aumenta el trabajo cardíaco (se obliga a un sobreesfuerzo al corazón).
- Hormonales: diuresis (se orina muchas veces) y, por tanto, más posibilidades de sufrir una deshidratación.
Además, como señala la DGT, con resaca se duplica la dificultad para conducir y se sobrepasan en 4 veces los límites de velocidad.