Aunque cada vez menos, los coches eléctricos son más caros que los vehículos con motores diésel o gasolina. Esto es así por el alto coste que tienen las baterías. Pero es cierto que las baterías cada vez son más baratas, con lo que se consigue que estos vehículos cero emisiones tengan unos precios más competitivos.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha presentado un estudio en el que afirma que habrá que esperar hasta 2030 para que el precio de un coche eléctrico se equipare al de un diésel o un gasolina de similares o equivalentes características. Pero si se tiene en cuenta el coste total de la propiedad, medida en el uso y kilómetros, es muy posible que el coche eléctrico supere al tradicional mucho antes. Dentro de 10 años habrá 145 millones de estos vehículos por las calles, uno de cada catorce, según AIE.
A escala global, el año pasado se vendieron tres millones de coches eléctricos en el mundo, con un crecimiento del 41%, cuando el conjunto del mercado, golpeado por el coronavirus, registró un descenso del 16%, la mayor caída desde la crisis financiera del 2008. Uno de cada veinte automóviles que se vendieron en 2020 incorporaba batería bajo el capó. Aunque, solo representan un 3% del mercado automovilístico.
Factores a favor de la transición
Sin embargo, en España, el mercado va en sentido contrario. Las ventas cayeron un 12% en el primer trimestre del año respecto a los datos del mismo periodo del 2020, mientras que la tendencia europea ha sido al alza, con un gran aumento del 55 %, hasta situarse en más de 200.000 unidades de estos vehículos, según datos de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA).
Para la Agencia Internacional de la Energía, existen varios factores que juegan a favor de esta transición energética. Para empezar, existe una política de apoyo de las instituciones públicas mediante subvenciones e inversiones en las infraestructuras de recarga, algo indispensable para la democratización del coche eléctrico. También destaca el aumento de la oferta de este tipo de coches por parte de los fabricantes. Y, no hay que olvidar al consumidor, cuyos hábitos están cambiando y empieza a tener en consideración la adquisición de un coche eléctrico por sus bondades en cuanto a las emisiones de CO2 y así poner su granito de área para conseguir ciudades más sostenibles.
