Contacto: Mercedes Clase A

El Mercedes Clase A desarrollado para 2001 se presenta como un modelo mucho más ambicioso. Renueva acabados, aumenta el equipamiento, mejora la calidad y, sobre todo, perfecciona su practicidad al satisfacer un mayor número de necesidades mediante las nuevas versiones realizadas sobre la plataforma alargada.

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En el interior tendríamos que someter a una concienzuda comparación este nuevo diseño con el anterior. Sólo si no dejan ejercitar el sentido del tacto comprobaremos que la calidad ha sido especialmente realzada. Mercedes presume de que parte de los materiales del nuevo Clase A son los que utiliza el refinado Clase S, lo que no deja de ser una garantía. Sin duda, la ganancia ha sido notable, ya que los plásticos duros del anterior Clase A han sido sustituidos por otros más mórbidos, más agradables y con una presencia mucho más conseguida. Los tapizados de las puertas, cuyo revestimiento general ha sido rediseñado, un nuevo volante y la consola central también presenta un diferente diseño y completa un conjunto mucho más acorde con lo que se espera de un vehículo que, a pesar de sus dimensiones, por precio y segmentación no se puede comparar precisamente con los habituales representantes de las marcas generalistas. Como ya hemos comentado, el equipamiento se ha enriquecido. Quizás lo más destacable sea la incorporación de nuevas medidas de seguridad, con un ESP de cuarta generación especialmente puesto a punto para su acción conjunta con el servofreno de emergencia. También se incluye airbag de cortina opcional para ambos laterales y cuenta con nuevos elementos añadidos a la climatización, como el útil limitador automático de recirculación, que conmuta automáticamente, después de cinco minutos, la entrada exterior de aire para evitar el empañamiento de los cristales, la incorporación de un nuevo sensor que mide la humedad del aire exterior y la utilización de un nuevo compresor que reduce, según Mercedes, hasta un 25 por ciento el incremento de consumo al circular con el aire acondicionado conectado. Como complemento, se incluyen nuevas opciones como el Parktronic, el sensor de lluvia automático y un limitador de velocidad programable. Desde el punto de vista técnico, pocos han sido los cambios realizados en el Clase A. Se mantienen las motorizaciones de gasolina, los tres diferentes cambios -el manual, que va de serie, la ayuda del embrague pilotado y el automático- modificándose únicamente las potencias de los propulsores turbodiesel mediante la incorporación de un intercambiador térmico al pequeño 160 -con lo que la potencia pasa de los anteriores 60 CV a unos más razonables 75 CV- y el cambio de diversos reglajes en la bomba en el 170 CDI, el único que se ofrece en la versión larga, aumentando en cinco caballos la potencia final, hasta situarse en 95 CV. Puestos al volante, los cambios son especialmente notables en lo que se refiere al agrado interior. El empleo de mejores plásticos y el mantenimiento de una buena calidad de acabado, forman un conjunto que ni desentona con la marca ni desilusiona, sino todo lo contrario. Las primeras tomas de contacto las realizamos con la versión Diesel y con el ágil A 190, ambas equipadas con el cómodo sistema de embrague pilotado. Al margen de juicios posteriores sobre la habitabilidad, el aumento de batalla ha contribuido a aumentar en general el aplomo, sin que las irregularidades del terreno se copien milimétricamente como antes. Se cambian únicamente los tarados de muelles respecto de la versión corta para compensar el sobrepeso, por lo que el confort en este aspecto no ha mejorado. Los 17 cm más de batalla no le restan agilidad en curvas cerradas -únicamente tienen influencia en maniobras por el mayor radio de giro-, pero en general se nota que va más asentado cuando circulamos en autopista a buen ritmo o en curvas amplias. La marca basa los argumentos sobre la versión de carrocería larga en la mejora de espacio para las piernas. La versión de gasolina que pudimos probar llevaba la configuración de dos banquetas en las plazas posteriores, con lo que se conseguía en la posición más retrasada una distancia entre respaldos incluso exagerada, como se comprobaba por la posición relativa de los cinturones traseros, que parecen ocupar una posición adelantada con relación al respaldo. Con una más recomendable y adelantada situación de estas cómodas banquetas conseguiremos repartir el espacio en la zona trasera proporcionando todavía un generoso espacio en las plazas posteriores y un más amplio maletero. En general la marca tiene una previsión de colocar en el mercado hasta 190.000 Clase A en este año 2001, con 43.000 unidades para su versión larga, aunque está preparada para situar la producción en justo el cincuenta por ciento para cada carrocería. Nosotros, después de tomar contacto con esta nueva versión, creemos que, por lo menos en nuestro país y tratándose de un vehículo decididamente exclusivo, la demanda de versiones con carrocería larga debería ser mayor que en el resto de los mercados. En el interior tendríamos que someter a una concienzuda comparación este nuevo diseño con el anterior. Sólo si no dejan ejercitar el sentido del tacto comprobaremos que la calidad ha sido especialmente realzada. Mercedes presume de que parte de los materiales del nuevo Clase A son los que utiliza el refinado Clase S, lo que no deja de ser una garantía. Sin duda, la ganancia ha sido notable, ya que los plásticos duros del anterior Clase A han sido sustituidos por otros más mórbidos, más agradables y con una presencia mucho más conseguida. Los tapizados de las puertas, cuyo revestimiento general ha sido rediseñado, un nuevo volante y la consola central también presenta un diferente diseño y completa un conjunto mucho más acorde con lo que se espera de un vehículo que, a pesar de sus dimensiones, por precio y segmentación no se puede comparar precisamente con los habituales representantes de las marcas generalistas. Como ya hemos comentado, el equipamiento se ha enriquecido. Quizás lo más destacable sea la incorporación de nuevas medidas de seguridad, con un ESP de cuarta generación especialmente puesto a punto para su acción conjunta con el servofreno de emergencia. También se incluye airbag de cortina opcional para ambos laterales y cuenta con nuevos elementos añadidos a la climatización, como el útil limitador automático de recirculación, que conmuta automáticamente, después de cinco minutos, la entrada exterior de aire para evitar el empañamiento de los cristales, la incorporación de un nuevo sensor que mide la humedad del aire exterior y la utilización de un nuevo compresor que reduce, según Mercedes, hasta un 25 por ciento el incremento de consumo al circular con el aire acondicionado conectado. Como complemento, se incluyen nuevas opciones como el Parktronic, el sensor de lluvia automático y un limitador de velocidad programable. Desde el punto de vista técnico, pocos han sido los cambios realizados en el Clase A. Se mantienen las motorizaciones de gasolina, los tres diferentes cambios -el manual, que va de serie, la ayuda del embrague pilotado y el automático- modificándose únicamente las potencias de los propulsores turbodiesel mediante la incorporación de un intercambiador térmico al pequeño 160 -con lo que la potencia pasa de los anteriores 60 CV a unos más razonables 75 CV- y el cambio de diversos reglajes en la bomba en el 170 CDI, el único que se ofrece en la versión larga, aumentando en cinco caballos la potencia final, hasta situarse en 95 CV. Puestos al volante, los cambios son especialmente notables en lo que se refiere al agrado interior. El empleo de mejores plásticos y el mantenimiento de una buena calidad de acabado, forman un conjunto que ni desentona con la marca ni desilusiona, sino todo lo contrario. Las primeras tomas de contacto las realizamos con la versión Diesel y con el ágil A 190, ambas equipadas con el cómodo sistema de embrague pilotado. Al margen de juicios posteriores sobre la habitabilidad, el aumento de batalla ha contribuido a aumentar en general el aplomo, sin que las irregularidades del terreno se copien milimétricamente como antes. Se cambian únicamente los tarados de muelles respecto de la versión corta para compensar el sobrepeso, por lo que el confort en este aspecto no ha mejorado. Los 17 cm más de batalla no le restan agilidad en curvas cerradas -únicamente tienen influencia en maniobras por el mayor radio de giro-, pero en general se nota que va más asentado cuando circulamos en autopista a buen ritmo o en curvas amplias. La marca basa los argumentos sobre la versión de carrocería larga en la mejora de espacio para las piernas. La versión de gasolina que pudimos probar llevaba la configuración de dos banquetas en las plazas posteriores, con lo que se conseguía en la posición más retrasada una distancia entre respaldos incluso exagerada, como se comprobaba por la posición relativa de los cinturones traseros, que parecen ocupar una posición adelantada con relación al respaldo. Con una más recomendable y adelantada situación de estas cómodas banquetas conseguiremos repartir el espacio en la zona trasera proporcionando todavía un generoso espacio en las plazas posteriores y un más amplio maletero. En general la marca tiene una previsión de colocar en el mercado hasta 190.000 Clase A en este año 2001, con 43.000 unidades para su versión larga, aunque está preparada para situar la producción en justo el cincuenta por ciento para cada carrocería. Nosotros, después de tomar contacto con esta nueva versión, creemos que, por lo menos en nuestro país y tratándose de un vehículo decididamente exclusivo, la demanda de versiones con carrocería larga debería ser mayor que en el resto de los mercados. En el interior tendríamos que someter a una concienzuda comparación este nuevo diseño con el anterior. Sólo si no dejan ejercitar el sentido del tacto comprobaremos que la calidad ha sido especialmente realzada. Mercedes presume de que parte de los materiales del nuevo Clase A son los que utiliza el refinado Clase S, lo que no deja de ser una garantía. Sin duda, la ganancia ha sido notable, ya que los plásticos duros del anterior Clase A han sido sustituidos por otros más mórbidos, más agradables y con una presencia mucho más conseguida. Los tapizados de las puertas, cuyo revestimiento general ha sido rediseñado, un nuevo volante y la consola central también presenta un diferente diseño y completa un conjunto mucho más acorde con lo que se espera de un vehículo que, a pesar de sus dimensiones, por precio y segmentación no se puede comparar precisamente con los habituales representantes de las marcas generalistas. Como ya hemos comentado, el equipamiento se ha enriquecido. Quizás lo más destacable sea la incorporación de nuevas medidas de seguridad, con un ESP de cuarta generación especialmente puesto a punto para su acción conjunta con el servofreno de emergencia. También se incluye airbag de cortina opcional para ambos laterales y cuenta con nuevos elementos añadidos a la climatización, como el útil limitador automático de recirculación, que conmuta automáticamente, después de cinco minutos, la entrada exterior de aire para evitar el empañamiento de los cristales, la incorporación de un nuevo sensor que mide la humedad del aire exterior y la utilización de un nuevo compresor que reduce, según Mercedes, hasta un 25 por ciento el incremento de consumo al circular con el aire acondicionado conectado. Como complemento, se incluyen nuevas opciones como el Parktronic, el sensor de lluvia automático y un limitador de velocidad programable. Desde el punto de vista técnico, pocos han sido los cambios realizados en el Clase A. Se mantienen las motorizaciones de gasolina, los tres diferentes cambios -el manual, que va de serie, la ayuda del embrague pilotado y el automático- modificándose únicamente las potencias de los propulsores turbodiesel mediante la incorporación de un intercambiador térmico al pequeño 160 -con lo que la potencia pasa de los anteriores 60 CV a unos más razonables 75 CV- y el cambio de diversos reglajes en la bomba en el 170 CDI, el único que se ofrece en la versión larga, aumentando en cinco caballos la potencia final, hasta situarse en 95 CV. Puestos al volante, los cambios son especialmente notables en lo que se refiere al agrado interior. El empleo de mejores plásticos y el mantenimiento de una buena calidad de acabado, forman un conjunto que ni desentona con la marca ni desilusiona, sino todo lo contrario. Las primeras tomas de contacto las realizamos con la versión Diesel y con el ágil A 190, ambas equipadas con el cómodo sistema de embrague pilotado. Al margen de juicios posteriores sobre la habitabilidad, el aumento de batalla ha contribuido a aumentar en general el aplomo, sin que las irregularidades del terreno se copien milimétricamente como antes. Se cambian únicamente los tarados de muelles respecto de la versión corta para compensar el sobrepeso, por lo que el confort en este aspecto no ha mejorado. Los 17 cm más de batalla no le restan agilidad en curvas cerradas -únicamente tienen influencia en maniobras por el mayor radio de giro-, pero en general se nota que va más asentado cuando circulamos en autopista a buen ritmo o en curvas amplias. La marca basa los argumentos sobre la versión de carrocería larga en la mejora de espacio para las piernas. La versión de gasolina que pudimos probar llevaba la configuración de dos banquetas en las plazas posteriores, con lo que se conseguía en la posición más retrasada una distancia entre respaldos incluso exagerada, como se comprobaba por la posición relativa de los cinturones traseros, que parecen ocupar una posición adelantada con relación al respaldo. Con una más recomendable y adelantada situación de estas cómodas banquetas conseguiremos repartir el espacio en la zona trasera proporcionando todavía un generoso espacio en las plazas posteriores y un más amplio maletero. En general la marca tiene una previsión de colocar en el mercado hasta 190.000 Clase A en este año 2001, con 43.000 unidades para su versión larga, aunque está preparada para situar la producción en justo el cincuenta por ciento para cada carrocería. Nosotros, después de tomar contacto con esta nueva versión, creemos que, por lo menos en nuestro país y tratándose de un vehículo decididamente exclusivo, la demanda de versiones con carrocería larga debería ser mayor que en el resto de los mercados. En el interior tendríamos que someter a una concienzuda comparación este nuevo diseño con el anterior. Sólo si no dejan ejercitar el sentido del tacto comprobaremos que la calidad ha sido especialmente realzada. Mercedes presume de que parte de los materiales del nuevo Clase A son los que utiliza el refinado Clase S, lo que no deja de ser una garantía. Sin duda, la ganancia ha sido notable, ya que los plásticos duros del anterior Clase A han sido sustituidos por otros más mórbidos, más agradables y con una presencia mucho más conseguida. Los tapizados de las puertas, cuyo revestimiento general ha sido rediseñado, un nuevo volante y la consola central también presenta un diferente diseño y completa un conjunto mucho más acorde con lo que se espera de un vehículo que, a pesar de sus dimensiones, por precio y segmentación no se puede comparar precisamente con los habituales representantes de las marcas generalistas. Como ya hemos comentado, el equipamiento se ha enriquecido. Quizás lo más destacable sea la incorporación de nuevas medidas de seguridad, con un ESP de cuarta generación especialmente puesto a punto para su acción conjunta con el servofreno de emergencia. También se incluye airbag de cortina opcional para ambos laterales y cuenta con nuevos elementos añadidos a la climatización, como el útil limitador automático de recirculación, que conmuta automáticamente, después de cinco minutos, la entrada exterior de aire para evitar el empañamiento de los cristales, la incorporación de un nuevo sensor que mide la humedad del aire exterior y la utilización de un nuevo compresor que reduce, según Mercedes, hasta un 25 por ciento el incremento de consumo al circular con el aire acondicionado conectado. Como complemento, se incluyen nuevas opciones como el Parktronic, el sensor de lluvia automático y un limitador de velocidad programable. Desde el punto de vista técnico, pocos han sido los cambios realizados en el Clase A. Se mantienen las motorizaciones de gasolina, los tres diferentes cambios -el manual, que va de serie, la ayuda del embrague pilotado y el automático- modificándose únicamente las potencias de los propulsores turbodiesel mediante la incorporación de un intercambiador térmico al pequeño 160 -con lo que la potencia pasa de los anteriores 60 CV a unos más razonables 75 CV- y el cambio de diversos reglajes en la bomba en el 170 CDI, el único que se ofrece en la versión larga, aumentando en cinco caballos la potencia final, hasta situarse en 95 CV. Puestos al volante, los cambios son especialmente notables en lo que se refiere al agrado interior. El empleo de mejores plásticos y el mantenimiento de una buena calidad de acabado, forman un conjunto que ni desentona con la marca ni desilusiona, sino todo lo contrario. Las primeras tomas de contacto las realizamos con la versión Diesel y con el ágil A 190, ambas equipadas con el cómodo sistema de embrague pilotado. Al margen de juicios posteriores sobre la habitabilidad, el aumento de batalla ha contribuido a aumentar en general el aplomo, sin que las irregularidades del terreno se copien milimétricamente como antes. Se cambian únicamente los tarados de muelles respecto de la versión corta para compensar el sobrepeso, por lo que el confort en este aspecto no ha mejorado. Los 17 cm más de batalla no le restan agilidad en curvas cerradas -únicamente tienen influencia en maniobras por el mayor radio de giro-, pero en general se nota que va más asentado cuando circulamos en autopista a buen ritmo o en curvas amplias. La marca basa los argumentos sobre la versión de carrocería larga en la mejora de espacio para las piernas. La versión de gasolina que pudimos probar llevaba la configuración de dos banquetas en las plazas posteriores, con lo que se conseguía en la posición más retrasada una distancia entre respaldos incluso exagerada, como se comprobaba por la posición relativa de los cinturones traseros, que parecen ocupar una posición adelantada con relación al respaldo. Con una más recomendable y adelantada situación de estas cómodas banquetas conseguiremos repartir el espacio en la zona trasera proporcionando todavía un generoso espacio en las plazas posteriores y un más amplio maletero. En general la marca tiene una previsión de colocar en el mercado hasta 190.000 Clase A en este año 2001, con 43.000 unidades para su versión larga, aunque está preparada para situar la producción en justo el cincuenta por ciento para cada carrocería. Nosotros, después de tomar contacto con esta nueva versión, creemos que, por lo menos en nuestro país y tratándose de un vehículo decididamente exclusivo, la demanda de versiones con carrocería larga debería ser mayor que en el resto de los mercados.