Cómo ser conductor de la EMT y no morir en el intento

La Empresa Municipal de Transportes (EMT) acaba de publicar qué obstáculos tuvieron que sortear sus autobuses para recorrer Madrid durante el pasado mes de abril. Aunque se hundió la M30, los trabajadores de Sintel bloquearon las calles y se desvió el tráfico por una amenaza de bomba, el principal enemigo de los conductores de la EMT sigue siendo los coches aparcados en doble fila.

El último estudio de la EMT podría titularse "Cómo conducir un autobús y no morir en el intento". Según esta empresa, la velocidad media de sus vehículos ronda los 14 km/h, pero algunas veces puede ser incluso peor; los datos de abril (el último mes analizado) así lo demuestran.

Durante este mes, los autobuses de la EMT han tenido que sortear un socavón en la M-30, manifestaciones de Sintel, protestas okupas, averías de semáforos y una amenaza de bomba, además de las ya habituales obras. Eso sí, el principal obstáculo siguen siendo los coches aparcados en doble fila.

Sin ir más lejos, durante el primer día de dicho mes, dos coches mal estacionados en el distrito de Fuencarral bloquearon el paso de seis autobuses de las líneas 124 (Cuatro Caminos-Lacoma) y 137 (Puerta de Hierro-Fuencarral) desde las siete y media de la mañana a las tres menos veinte de la tarde.

Durante estas siete horas ninguna de las más de 100 grúas que posee la ciudad vino a auxiliar a los desesperados conductores. Así, la empresa sostiene que el Ayuntamiento debería adscribir al menos diez grúas a la EMT.

Por si fuera poco, cada vez que la ciudad altera su agenda, la EMT se ve afectada. El pasado 8 de abril la instalación de un mercadillo en la calle Marqués de Viana, en Tetuán, obligó a que los autobuses de la línea 44 salieran con cuentagotas. Ese mismo día, un circuito de patines en la calle Fuencarral desvió la línea 149 en ambos sentidos durante seis horas.