Barcelona-Berlín, con un “suspiro” de hidrógeno

Hysun 3000 es el nombre de un interesante proyecto puesto en marcha por jóvenes ingenieros alemanes. Se trata de llevar un prototipo de Barcelona a Berlín. Eso sí: deberá moverse utilizando la electricidad generada por una célula de combustible. Sólo llevarán dos kilos de hidrógeno para los 3.000 kilómetros.

Barcelona-Berlín, con un “suspiro” de hidrógeno
Barcelona-Berlín, con un “suspiro” de hidrógeno

Con sólo ese par de kilos de hidrógeno presurizado en los tanques de combustible, el Hysun 3000 deberá superar los Pirineos y el Macizo Centroeuropeo para alcanzar Berlín. En su hazaña, el coche dejará atrás Barcelona, Marsella, Friburgo, Manz, Colonia, Amsterdam y Hamburgo antes de llegar a la capital alemana.

Como la distancia se antoja colosal para tan poco combustible, el coche se ha realizado según unos particulares cánones: es una especie de bala colocada sobre tres ruedas, dos delante y una detrás, en la que se acurruca un conductor y se apiñan un motor eléctrico, una célula de combustible desarrollada por Ballard (líder mundial en este campo) y dos depósitos para el hidrógeno que pueden almacenar 78 litros de líquido, el equivalente a 2 litros de gas a presión, que es como se almacena el hidrógeno. Con estas armas, el pequeño triciclo, de sólo 120 kilos, será capaz de viajar haciendo una media de 40 km/h, aunque puede alcanzar los 100 km/h. Su motor eléctrico, situado en la rueda trasera, libera una potencia de 3 Kw, unos 4 CV. Esta fuerza surge de los 1.200 vatios que entrega la célula de combustible, lo que supone extraer un rendimiento del 60 por ciento a este componente. El esfuerzo de este proyecto está encaminado a demostrar que los motores de hidrógeno son una alternativa real a los de combustión tradicionales y que, además, no son necesarias grandes cantidades de hidrógeno para hacerlos funcionar.
En el plan Hysun 3000 se han involucrado también grandes compañías como DaimlerChrysler y Continental, además de Ballard Systems, que ha desarrollado esta pila de combustible tan compacta y ligera. Emplear hidrógeno como combustible es una vieja y muy costosa idea. Es un elemento que no se encuentra aislado en la naturaleza, con lo que es necesario someterlo a procesos físico-químicos para separarlo y poder emplearlo como fuente de energía. En el caso de la automoción hay varias alternativas. La más conocida y con más futuro es la de células de combustible. Una célula no es más que una membrana donde se mezclan el hidrógeno y el oxígeno de la atmósfera. La mezcla produce una reacción química que da lugar a una corriente eléctrica. Esta electricidad sirve para mover un motor eléctrico de mayores o menores dimensiones, además de abastecer cualquier otro dispositivo eléctrico o electrónico del vehículo. Lo mejor es que el residuo es simplemente agua. La industria todavía se plantea muchos inconvenientes, como la dificultad de embarcar el hidrógeno (muy inestable) en los coches. También es complicada la creación de una red de “hidrogeneras" que de servicio a estos motores. También aparecen nubarrones: los ecologistas apuntan que la electrólisis, proceso de aislamiento del hidrógeno, consume tanta energía y, por tanto, contamina tanto, que no se sabe hasta qué punto llega a compensar. Si quieres saber más, no te pierdas nuestro reportaje sobre este tema.