Solidaridad en coches de plástico

Siete intrépidos aventureros, unos 25.000 kilómetros de ruta y un medio de transporte muy particular: los Trabi, los automóviles de plástico que motorizaron a la antigua Alemania del Este. Y todo ello, con un único objetivo: mejorar las condiciones sociales de los niños sin hogar que malviven en algunas ciudades de Camboya.

Solidaridad en coches de plástico
Solidaridad en coches de plástico

Para recorrer los 25.000 kilómetros que separan Zwickau (en el este de Alemania) y Sihanoukville (sur de Camboya), se emplearon tres vehículos con mucha historia: los Trabant, más conocidos como ‘Trabi’.

Estos coches son originales de Alemania del Este. Si el Volkswagen Escarabajo fue el automóvil para el pueblo del lado oeste del Muro de Berlín, este Trabi lo fue para la Europa comunista. Los empleados por los siete aventureros fueron tres unidades del Trabant 601, un modelo de 1963. Hay que remontarse a 1958 para conocer el primer automóvil con la marca Trabant. La palabra trabant, en el idioma alemán del momento, quería decir ‘satélite espacial’ y la denominación de esta marca fue elegida por votación popular. El primer Trabant, el P 50, incorporaba ya un nuevo motor bicilíndrico de dos tiempos refrigerado por aire. Se fabricó en versiones tipo berlina dos puertas y break de tres.

A pesar del bajo coste de su producción, las entregas de unidades del Trabant tardaban mucho tiempo. Aquellos ciudadanos de Europa del Este interesados en uno de estos vehículos tenían que esperar como media diez años para poder conducirlos.

La última unidad que salió de la cadena de producción data de 1991. Este año, los responsables de la fábrica se vieron obligados a cerrar. Corrían tiempos de cambio; se consumó la caída del Muro de Berlín, Europa del Este se abría al resto del mundo occidental y la globalización y la competencia en el mundo automovilístico crecían. La irrupción de otras marcas alemanas como Mercedes-Benz, Volkswagen, BMW y Opel contribuyó a que los Trabant se dejaran de fabricar.

Los Trabi sí que podían ser considerados como auténticos vehículos para el pueblo, por su sencillez mecánica y por la modestia de los materiales empleados en su fabricación. Históricamente, estos modelos han sido conocidos como los coches de plástico que motorizaron a la Europa del otro lado del telón de acero. Su carrocería estaba realizada en Duroplast, un material hecho con resinas mezcladas con lana y algodón que, al contacto, da la sensación que es plástico pero sin serlo al cien por cien. Su tacto era muy similar al de la actual fibra de vidrio.

La ventaja principal del Duroplast es la de no oxidarse y su mayor defecto, que en caso de choque se resquebraja, en vez de irse deformando progresivamente como la chapa de acero. Por suerte para quienes accedieron a su primer automóvil gracias al Trabant, a mediados de los sesenta no estaba tan de moda la seguridad pasiva de los automóviles; primaba más la economía de fabricación y de uso.

Los tres Trabi del viaje tienen un motor de dos cilindros, 600 centímetros cúbicos de cilindrada y una potencia máxima de 25 CV. Como combustible, usan una mezcla de gasolina y aceite (por cada 50 litros de gasolina se emplea 1 litro de aceite). Según datos oficiales del modelo de 1963, el gasto medio de combustible se situaba en 8 litros cada 100 kilómetros recorridos.

Los Trabant se fabricaron entre 1958 y 1991. La carrocería estaba realizada en Duroplast, un material cuyo tacto es similar al del plástico.

Otra de las características que siempre ha acompañado a esta leyenda de la carretera ha sido la de su simpleza mecánica. Un mecánico experimentado es capaz de reemplazar por completo el motor del Trabi en unos 15 minutos.

Modesto en su aspecto exterior, muy básico en su configuración mecánica y, por dentro, ¿cómo son los Trabant? Su habitáculo nada tiene que ver con los vehículos de hoy en día. El único indicador que da información al conductor es el del velocímetro. No tiene ni siquiera medidor de combustible. Tampoco tiene guantera, ni aire acondicionado, ni radio… aunque los siete viajeros se las ingeniaron para montar una en cada uno de los tres Trabi.

En esta solidaria expedición, acompañó como vehículo de asistencia otro automóvil clásico: un Mercedes-Benz T200 de 1982. Los cuatro coches (los tres Trabi y el T200) acumularon un total de 320 averías durante todo el viaje, lo que dificultó aún más el cometido de los siete aventureros: llegar a la ciudad de Sihanoukville, al sur de Camboya. A pesar de todos los avatares del largo camino, consiguieron llegar al destino deseado. Ahora, queda por cumplir el objetivo más importante: reunir los 300.000 dólares que se destinarán a los niños sin hogar de esta zona de Asia.

Un mecánico experimentado es capaz de reemplazar por completo el motor del Trabi en sólo 15 minutos.
La aventura, al detalle