A Niki Lauda no se le ha olvidado pilotar

Genial como siempre, Niki Lauda ha decidido empezar la temporada con espectáculo. Si el año pasado dijo que un Fórmula 1 podía ser pilotado por un mono, este año ha querido probar que incluso con 51 años puede llevar uno de estos sofisticados vehículos.

A Niki Lauda no se le ha olvidado pilotar
A Niki Lauda no se le ha olvidado pilotar

La cita fue en el circuito de Cheste, en Valencia. Allí, medios de comunicación de todo el mundo asistieron al regreso a las pistas de uno de los mayores talentos que ha dado el automovilismo mundial.

Niki Lauda, quien fuera campeón del mundo en 1975 y 1977, con Ferrari, y 1984, con McLaren, es ahora director de la escudería Jaguars. Sus declaraciones son siempre incendiarias y es uno de esos nostálgicos que añoran aquella Fórmula 1 de hombres y máquinas puras. Enemigo declarado de la informática a bordo, Lauda aseguró el año pasado que hasta un mono podría conducir los Fórmula 1 actuales.

Dispuesto a demostrar que esos monoplazas no son tan difíciles de guiar como los que él conocía, ha vuelto a sentarse al volante de uno después de 15 años apartado de las pistas. Lauda no lo ha hecho mal del todo.

Empleó para la ocasión un Jaguar R2, igual que los que De la Rosa e Irvine utilizaron en 2001. Lucía el mono del equipo, pero llevaba uno de los cascos con los que se proclamó campeón del mundo. Además, contaba con la asesoría de lujo de Pedro de la Rosa.

A media mañana, el coche verde abandonaba la zona de boxes y completaba una vuelta de calentamiento. Lauda volvió a talleres y salió un rato después. Cubrió una vuelta y media y... trompo. La grúa tuvo que llevarse el coche de nuevo al box. Reparados los daños, Lauda volvió a intentarlo y acabó igual que antes, con un trompo en la segunda curva del circuito. "Fue por frenar donde me dijo Pedro...", se excusó el austríaco.

Media hora más tarde repitió y a la tercera fue la vencida. Rápido, pero sin forzar, Lauda completó siete giros a Cheste y salió del coche muy satisfecho. "Para haber estado más de 15 años sin probarlo, no lo he hecho mal, ¿no?", apuntaba irónico.

Más serio, Lauda confesaba que su intención con esta prueba era comprender mejor la informática y los nuevos sistemas que llevan los coches. "Ahora ya puedo intervenir en las conversaciones técnicas de los pilotos. Antes no entendía nada", señala.

Cree Lauda que ahora todo es más sencillo. Dice que en su época de piloto había que tener mucho cuidado para elegir el régimen de motor más apropiado a la hora de arrancar. "Ahora hay un botón que se encarga de ahorrarte ese trabajo", dice con cierto desprecio.

"Antes una mano tenía que ir siempre en la palanca de cambios, ahora, todo se controla con botones en el volante y sólo tienes que conducir", remacha el director de Jaguar. También cree que las reducciones han perdido emoción al ser tramitadas por los ordenadores. Lo mismo piensa del control de tracción, que entra en funcionamiento en cuanto se pisa el acelerador y se encarga de todo en las curvas.
En cambio, reconoce que los controles de lanzamiento vuelven al coche realmente excitante una vez que se apaga el semáforo rojo: un empuje muy fuerte y, a la vez, suave.

En cuanto a su actuación, Lauda "culpó" a De la Rosa de haberle dicho mal dónde frenar, motivo por el que su coche hizo dos trompos. "Los ingenieros me han dicho que entro en las curvas tan rápido como Pedro, sólo que yo no acabo el giro", se ríe Lauda.

"Dije que un mono podría conducir estos coches, pero simplemente estaba comparando la conducción de hace 17 años, con todo mecánico, con la actual, donde la electrónica controla casi todo", se disculpa Lauda. Insiste en señalar que ahora es mucho más fácil empezar a correr: "lo único que tienes que hacer es conectar el orden correcto en la secuencia de lanzamiento, pisar el embrague, meter la primera, darle a los botones del ordenador y acelerar a fondo".

Lauda asegura que estas apariciones no serán habituales. Considera que, para hacerlo, debe entrenar mucho más, pues para esta ocasión lo único que hizo fue fumar menos.