Macchinine: el santurario del slot y las réplicas de coches. Ideal para estas Navidades

Aprovechando las Navidades, nos acercamos hasta el centro de Madrid para hablar de slot, réplicas y motor con José María García, gerente de Macchinine, y hacer nuestra lista a los Reyes Magos.

Alberto de la Torre. Twitter: @autopista_es

Macchinine: el santurario del slot y las réplicas de coches. Ideal para estas Navidades
Macchinine: el santurario del slot y las réplicas de coches. Ideal para estas Navidades

Son curiosos los días de Navidad. La paz y la tranquilidad de las que se quiere hacer bandera estos días en las cenas familiares contrastan con los atascos para ver a los parientes más lejanos, con un transporte público que circula atestado y con las idas y venidas corriendo para hacer las compras que, un año más, hemos vuelto a dejar para última hora.

Algo similar sucede en el número siete de la calle del Barquillo en Madrid. A medio camino entre la Puerta del Sol y la Plaza de Cibeles, parte del ajetreo constante de la capital se cuela en Macchinine, una pequeña juguetería especializada en el coleccionismo de coches en la que estos días no deja de entrar gente para llevarse algunas de las joyas (casi de museo) de su interior, al tiempo que José María, quien regenta el negocio desde el otro lado del mostrador, aplaca la euforia consumista ofreciendo sus conocimientos, que vertebran un discurso calmado y sosegado para ofrecer lo mejor a sus clientes.

Estamos en uno de los pocos reductos que le quedan al slot y el modelismo en estático en Madrid. Al contrario de lo que suele suceder en estos casos, la tienda es relativamente reciente (comenzó su actividad en 2004) y José María no recibió un negocio familiar. Amigo del anterior dueño, el hoy propietario se encargaba desde hace algunos años de la sección de slot de la tienda (que casi llegó a desaparecer) y no hace mucho que se le ofreció regentar un negocio que veía la amenaza del cierre en forma de jubilación, tal y como ha sucedido con varias tiendas de la capital en los últimos meses.

Coleccion

Macchinine, el trabajo con el que sueña cualquier niño

Desde entonces, José María se mueve con soltura entre sus pequeños juguetes, que, como bien suele suceder en estos casos, tienen muy poco de juguetes. Nos cuenta que, en su caso, como en muchos otros, la afición también le llegó en la infancia, con el regalo estrella de las Navidades, un Scalextric que por una pequeña equivocación de los Reyes Magos no era de la marca Scalextric y sí Jyecar, allá por 1973, pero que pronto se convirtió en horas de diversión, más tarde en competición y, por el camino, en una asentada afición por el coleccionismo. Tanto es así que, a día de hoy, cuenta con 3.000 piezas de slot, entre los que se encuentran algunos Pegaso de Slot Classic de los que asegura que nunca se desharía.

Precisamente, las grandes colecciones son uno de los pilares de la tienda. Y es que es casi una tontería buscar la última novedad en Macchinine, la tienda no vive de ello. El verdadero encanto es encontrar esa pieza descatalogada, aquel coche pintado de tal o cual modo o el automóvil con el que soñábamos siendo unos críos. Los hay de todas las formas, tamaños, colores y precios. Son tantos que las paredes están abarrotadas, pero también sus cajones y el almacén. Tú pregunta, que ya se encarga José María.

Coleccion

Un público adulto… y no tan adulto

La charla se extiende más allá de hora y media y, al contrario de lo que pudiéramos pensar, nos asegura que estas conversaciones son más habituales de lo que nos creemos, y no sólo entre el público de más edad. Tampoco se nos niega que muchos de sus clientes pasan de los cincuenta y muchos otros de la jubilación, pero también nos cuenta que ha notado un aumento del público joven, del cual destaca sus amplios conocimientos gracias a Internet y del que asegura que hay grupos de adolescentes (y algunos más jóvenes) que van hasta la tienda a pasar la tarde debatiendo y aumentando poco a poco sus propias colecciones.

Es aquí donde se mueve con soltura Macchinine. La tienda ha sabido mantener a sus clientes más fieles, ser una opción a tener muy en cuenta para el público joven y, al tiempo, una referencia a nivel mundial. José María nos explica que tiene clientes regulares que vienen todos los años a visitarle desde fuera de España, pero que también viene de hacer seis envíos, todos fuera de nuestras fronteras y sólo dos de ellos dentro de la Unión Europea. Internet ha sido, sin duda, un gran aliado (si echáis un ojo a su página de Facebook podéis ver que hasta el mismísimo Niki Lauda recibió uno de los coches de la tienda) y eso que, por su modelo de negocio, es una herramienta que no puede explotar tanto como le gustaría. Nos cuenta que dado el amplísimo catálogo y la rapidez con la que entran y salen nuevos modelos, se le hace imposible mantener al día un inventario de todos sus productos.

Y no nos extraña. En Macchinine compran colecciones enteras que por uno u otro motivo tienen que salir de casas o han sido olvidados en lo más hondo de otras jugueterías, encontrados ahora haciendo liquidación antes del cierre. Incluso alquilan su espacio para que un tercero pueda vender sus productos. Además, si no tienen lo que buscas, te lo encuentran. Otra de las especialidades de la tienda es el de conseguir esos modelos concretos con los que llevas tiempo soñando. Eso sí, piden, por favor, que se acuda con el tiempo suficiente para realizar un buen trabajo.

Hot Wheels

No todo el coleccionismo es caro

Casi no hacía falta que José María nos confirmara algunas de las historias a las que nos hizo referencia. Ya sabemos que el coleccionismo (y más el modelismo) es una afición que puede ser muy cara si somos verdaderos frikis de las rarezas más difíciles de encontrar. Sólo hay que darse una vuelta por los escaparates o algunas de sus entradas de Facebook para conocer a qué precio cotizan algunas piezas. Joyas como Matchbox, Exin o Franklin Mint (entre otras) pueden tener precios desorbitados, pero si algo nos llamó la atención fue la fiebre Hot Wheels.

Lo cierto es que, personalmente, no tenía ni idea de la locura mundial que existe por esta marca. Sí, los Hot Wheels, los de “velocidad a tope”, esos cochecillos a escala 1/64 que sin ser un fiel reflejo de la realidad o una joya de artesanía vuelve locas a miles de personas. Tanto es así que, al igual que en el caso de las marcas anteriores, un color o un detalle añaden varios ceros a un juguete que originalmente suelen estar valorados en unos 2 euros el paquete. Dice que, incluso, alguna vez, a la hora de fijar los precios de la marca, su ayudante le ha tenido que confirmar que el valor real del producto no superaba el precio de una moneda. Uno de esos días de dudas le llegó cuando un mochilero argentino se llevó 25 de estos paquetes.

Colección

Parada obligatoria

Todo ello hace que esta particular juguetería se haya convertido en una parada obligatoria si eres aficionado al motor, más allá de si te gusta o no el modelismo. Y es que, tal y como pudimos comprobar, José María no sólo es slot y modelismo, también es un auténtico enfermo del motor. Hace tiempo que no participa en campeonatos de slot y ha dejado de organizar eventos en los que el Scalextric era una de las actividades estrella. Sin embargo, es un orgulloso poseedor de un BMW 2002 con el que próximamente volverá a competir en competiciones de rallyes clásicos, donde también hace de copiloto a bordo de un Audi Quattro y de un Porsche 911 (en algunas ocasiones también ejerce de copiloto) y es una auténtica enciclopedia del mundo del motor. Tenlo claro, si pasas por allí merece la pena que inviertas parte de la tarde o la mañana entre sus cuatro paredes. Eso sí, deja las prisas a un lado. En Macchinine quieren seguir siendo ese remanso de paz entre la Puerta del Sol y la Plaza de Cibeles donde el tiempo parece haberse congelado

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