Alcohol, drogas y conducción

Las nuevas tasas de alcoholemia ya han cumplido dos años. El límite para conducir fijado en 0,5 gramos por litro de sangre no ha parado el goteo de los accidentes provocados por la bebida. Al contrario, cada año son más. En el año 2000, casi la mitad de los conductores que fallecieron en las carreteras españolas habían bebido.

El nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza entre 30 y 90 minutos después de haber bebido. Con el estómago vacío, en tan sólo 15 minutos, la sangre ya habrá recibido más de la mitad del alcohol que se haya ingerido.El grado de impregnación alcohólica depende de:* la cantidad bebida
* la graduación
* el ritmo en que se ha bebido
* la comida tomada
* el sexo (a las mujeres las afecta más)
* la costumbre de beber
* los condicionamientos físicos La embriaguez tiene cuatro fases. En la primera, de 0,4 a 0,8 gramos por litro de sangre, el riesgo de sufrir un accidente se multiplica por 7. Es una fase muy peligrosa, ya que el individuo vive momentos de euforia, locuacidad, exaltación y seguridad en sí mismo. De 0,8 a 1,5 gramos por litro de sangre, el riesgo de sufrir un accidente sube hasta un 80 por ciento. Con estos niveles, el conductor tendrá los reflejos alterados y los movimientos torpes. Su euforia irá en alza hasta hacerse peligrosa, ya que el sujeto actúa de forma impulsiva. En la tercera etapa, entre 1,5 y 3 gramos, es decir, después de beber 2 ó 3 litros de vino, el individuo seguramente no pueda conducir. Si se pone tras un volante, casi será inevitable que sufra un accidente, ya que no calcula las distancias y pierde el equilibrio. Por último, con más de 3 gramos, el "conductor" no supone ningún peligro para los demás, ya que se habrá dormido, entrado en coma o, tal vez, muerto.