Lo que suceda este fin de semana en el GP de Azerbaiyán o dentro de dos en el de España, podrá encontrar solución en las 16 carreras que quedarán por disputarse, pero será dos días después de la celebración del GP de España, el próximo 15 de mayo, cuando los equipos tendrán que anunciar con qué motor correrán en 2019.
En la parrilla actual todo parece estar claro menos para Red Bull. El equipo de Milton Keynes tiene que decidir si sigue con Renault, en esa especie de tobogán en el que están inmersos, o apuesta por la incógnita Honda. Ese “amor” entre los del rombo y Red Bull, que a veces se convierte en odio por parte de los energéticos, tiene muy divididos a los ingenieros. En Red Bull nunca agradecen al fabricante francés su importancia en los éxitos que han logrado hasta ahora. Todo parece deberse al chasis, los pilotos, las estrategias, los mecánicos, pero el motor, cubierto por Aston Martin y Tag Heuer, nunca sale a relucir, y eso que Abiteboul se esfuerza en verse en público con Marko y Horner y al menos ganar esa cuota de publicidad para que no se olviden que el motor que ganó en China es del rombo. Sin embargo Cyril Abiteboul, tras la carrera de China, no fue a felicitar a los de Red Bull, pero en la misma parrilla habló con Marko en plan ”jefe”, es decir, si tú ganas lo haces gracias a mí, algo que a Marko no le gusta oír ni de lejos. Christian Horner también echó leña al fuego el sábado cuando le felicitaron por el buen trabajo de sus mecánicos al cambiar el motor de Ricciardo en tiempo récord: “Con la experiencia que tenemos en cambiar estos motores deprisa y corriendo, es normal que cada vez tardemos menos”, soltó el británico, en sintonía con Marko.
Red Bull parecía tener claro tras Baréin que la apuesta de Honda sería ganadora, pero hay división de opiniones. Algunos de sus ingenieros ven lo de Honda como un salto al vacío, especialmente tras solo media docena de carreras con Toro Rosso, que será cuando tengan que pronunciarse. Los estudios llevados a cabo en Milton Keynes han desatado muchas dudas que asaltan también a Marko y Horner. La opinión de los ingenieros es importante, pero las sensaciones también, y el ahorro económico mucho más. Se podría decir que están al 50% en su decisión de motor para 2019. Para aumentar las incertidumbres, Ricciardo, que está dominando a Verstappen en pilotaje y sentido común, acaba contrato y no quiere atarse de por vida a los ingleses, especialmente si tiene encima de la mesa una oferta de Mercedes para sustituir a Bottas, que sigue tan gris como la carrocería de su coche. Vettel y su derecho de veto en Ferrari tendría mucho que ver en que no llegara a Maranello, aunque a Marchionne, que dejará de ser el “capo máximo” del Grupo para centrarse en Ferrari, no le hace mucha gracia que haya alguien, en este caso Vettel, que pueda poner veto a sus decisiones.
Red Bull tiene que lidiar en poco tiempo dos toros importantes. El más urgente y que puede marcar su futuro, es la motorización, y después llegará el asunto Ricciardo, cuya sustitución podría dejar a Carlos Sainz de nuevo como compañero de Verstappen, algo que sería fatal para las aspiraciones del madrileño. “Carletes” de nuevo a la sombra del holandés, que es el único proyecto de futuro Red Bull, no agrada nada y Gasly, que podría ser quien evitara el regreso de Carlos, aún no parece estar a la altura de lo que necesita Red Bull, equipo que no va a jugar fuerte por mantener a Ricciardo si éste decide marcharse.
En todo este lío el que espera sacar partido es McLaren, que ve muy claro el inicio idílico de un eje París-Woking más fuerte que el de París-Milton Keynes, siempre debilitado por las tensas relaciones entre los socios.