Si esto no ocurre el año que viene, sí conseguir un título antes que los ingleses, y obviamente no será con Toro Rosso. En el divorcio Honda-McLaren sigue sin haber concesiones y los reproches son de todo tipo. Cuando Yusuke Hasegawa preguntó qué había pasado en la parada de Fernando Alonso durante la carrera de Malasia, que fue más lenta de lo habitual y le hizo perder posiciones, la respuesta que recibió fue un reproche más: “Es que hemos tenido tantos problemas de motor que no podemos ni entrenar los cambios de ruedas”.
Estos puyazos solo alimentan el espíritu de venganza deportiva de los nipones, de ahí que estén poniendo un empeño mucho mayor en hacer un buen motor conjuntamente con Toro Rosso. Van a estar en un equipo menor, incomparable con McLaren, pero el sueño de Honda no es ganar el título con los de Toro Rosso, sino con Red Bull.
El equipo de Christian Horner va a contar con una gran ventaja el año que viene, y es que Toro Rosso y Honda van a preparar el motor con el que los japoneses aspiran a lograr el título en 2019 y 2020 con el equipo grande, independientemente de quienes sean los pilotos.
En vísperas de la carrera de casa, Honda está preparando el futuro con Toro Rosso con ansias de venganza. No hay que desestimar a los japoneses nunca, y en esta ocasión claman venganza contra McLaren, y la han comenzado a preparar ya. Un equipo como Toro Rosso y un piloto como Pierre Gasly es lo que quizás hubieran necesitado desde el inicio. Se quisieron comer el “elefante” de la F1 de un bocado, contratando a Alonso y con McLaren, y les salió mal. Esos aires de grandeza los pagaron caro y ahora vuelven a arrancar desde la humildad y con la cabeza baja, pero trabajando a destajo.
Ya han trazado el plan de trabajo con Toro Rosso y es de lo que nunca han visto en el equipo de Faenza. Como equipo satélite nunca han vivido una situación así. Ahora son escudería oficial de Honda y eso es una responsabilidad, pero también una ventaja. Hasta ahora tanto Renault como Ferrari les daban los motores y ahí se acababa todo. Ahora hay un plan de acción muy cargado, con unas exigencias también, pero muy claro. Los japoneses han pedido a Toro Rosso todo lo que necesitan para que su motor funcione. Quieren que se haga el coche en torno a la unidad de potencia, que haya una relación de trabajo estrecha entre ambas empresas, una comunicación y sobre todo mucha humildad por ambas partes. Los japoneses han planificado ya el año en cuanto a desarrollo y presentado a Toro Rosso todo lo que esperan de ellos. Franz Tost es consciente de que se la juega. Ahora no vale hacer mal el asiento del piloto, fallar en las estrategias y en las paradas en boxes, tienen que dar un salto de calidad organizativa que no tienen y Helmut Marko ya ha avisado: se acabó la permisividad ante los fallos. La presión la tiene ahora Toro Rosso por dos partes, Honda y Red Bull, y el jefe desde Austria no quiere fallos. Por el momento solo podrán contar con un piloto de garantías y ese es Pierre Gasly. Sean Gelael, que casi seguro será su compañero de equipo, tiene que demostrar aún que merece el asiento que va a tener.
Helmut Marko y Red Bull no tienen mucho tiempo para decidir el motor de 2019, y han de presentarlo a final de año a la FIA, de ahí que esta semana sea más intensa de lo habitual para los ingenieros ingleses, que estarán ya de visita en Honda para saber cómo va a ir todo en el futuro. A McLaren parece que les engañaron, o que McLaren no dio todo lo que le pidieron, eso está por ver, pero Red Bull no puede patinar. Honda, para motorizar a Red Bull en 2019, tiene que dar garantías reales y los energéticos quieren poner una indemnización millonaria si lo que les dan no cumple las expectativas, para salvar al menos la economía de la empresa.