Fórmula 1: Renault y Mercedes en la misma onda

Mientras Honda abandona de nuevo la F1 con más pena que gloria, parecería que Luca de Meo (Renault) y Ola Kallenius (Mercedes) se hubieran puesto de acuerdo para unir más la imagen tecnológica de la F1 con los coches de producción.

José Mª Rubio

Luca de Meo da plenos poderes a Cyril Abiteboul para que Alpine y Renault desde la F1 sean el motor tecnológico y de imagen que permita vender más coches
Luca de Meo da plenos poderes a Cyril Abiteboul para que Alpine y Renault desde la F1 sean el motor tecnológico y de imagen que permita vender más coches

Luca de Meo, como buen italiano, es un apasionado de la competición automovilística y desde su llegada a la cúspide del Grupo Renault eso se ha dejado notar rápidamente. Ha cambiado la filosofía de y el nombre del equipo de F1 para denominarlo Alpine, potenciando esta marca. Es casi seguro que volveremos a ver modelos con terminación Alpine en la gama del rombo, uniendo ese nombre a la tecnología de la F1. Aprovechando el tirón tecnológico todo el grupo francés se va a ver beneficiado de esta imagen y más aún si logran llegar a un acuerdo con Red Bull para el suministro de motores, pero con una denominación que sea explotable publicitariamente por Renault y no como sucedió en el pasado. De Meo tiene gran experiencia en marcas nicho deportivas, como Abarth, se vio también en su empeño por hacer de Cupra, no solo una denominación más del catálogo de Seat, sino que quiso convertirla en marca como tal.

Para De Meo la F1 ha de servir no solo para potenciar la imagen de marca en mercados emergentes, sino para consolidarse como marca tecnológicamente puntera y vender más Captur, Megane, etc. híbridos, o híbridos enchufables, en definitiva lo que De Meo quiere es vender coches y la F1 ha de ser un escaparate, algo que hasta ahora no lo era al nivel que pretende el italiano.

Los equipos oficiales de las grandes marcas en la F1 a lo largo de la historia, Toyota fue un buen ejemplo de ello, siempre han tenido tendencia a ser como una “burbuja de COVID” dentro de la empresa matriz. Los que más gastan y a los que no se les puede molestar. Tradicionalmente, cuando al equipo de F1 la casa matriz le pide que algunos responsables suyos vayan a visitar una fábrica o un concesionario importante en la ciudad dónde hay una carrera, las trabas y las excusas para no ir siempre han sido de lo más variopintas. Y no digamos nada si tiene que ir el piloto estrella, para eso ya hay que pedir audiencia con su Santidad.

Es decir que los mejores pagados de la empresa son los que más trabas han puesto siempre a ayudar a vender coches, que es de lo que viven ellos. Algo inaudito, que en los últimos tiempos ha cambiado, pero no lo suficiente.

Con la llegada de los nuevos dirigentes a las empresas, éstos han ido cambiando esos hábitos, y ahora con De Meo y Kallenius esto va a dar un notable vuelco y los equipos de F1 oficiales van a tener que estar a disposición de la marca al 100% a todos los niveles tecnológico y promocional.  Nadie imagina que en Red Bull los responsables del equipo o los pilotos, se llamen como se llamen, pongan trabas a acudir eventos que la marca juzga importantes para que se vendan más latas de su bebida.

Eso lo veremos con la agenda que Renault le va a preparar a Fernando Alonso para promocionar la marca. Con las nuevas tecnologías que se empleen en la F1 y puedan ser trasladadas a los coches de serie, a lo que se dará una gran importancia. Eso se verá también en el trasvase de ingenieros entre los que trabajan en la tecnología de la F1 y los que trabajan en la serie y viceversa. Se acabó la burbuja aislada, sino que a partir de ahora deberá haber una fluidez entre el personal de competición y el de la serie para mejorar ambas cosas y vender más, que es de lo que se trata.

El techo de gasto ha puesto cierto freno al despilfarro y eso lo agradecen los tres fabricantes, Ferrari, Mercedes y Renault, de ahí que en el caso de los segundos hayan seguido apostando por la F1, sino se hubieran quedado como simples motoristas para amortizar la inversión realizada hasta ahora.

En el caso de Renault no habría que descartar un traslado de la fábrica de F1 a unas nuevas instalaciones en Dieppe, dónde se fabrican los Alpine desde el primer modelo, el A106 en 1955, para acentuar el carácter francés de la marca y dar un motivo más de orgullo al gobierno galo, que es uno de los accionistas de Renault y sostén de la empresa en los momentos más complicados.

Abiteboul concentra más poder en el grupo francés y también más responsabilidades asumiendo el mando de todo el proyecto en su conjunto del que tendrá que reportar a Luca de Meo, un hombre al que no le valen explicaciones y se basa en hechos. Es como si el italiano y el anuncio de la llegada de Fernando Alonso hubiera sacado de su letargo al equipo de F1, que de repente ha encontrado una competitividad que le faltaba. Eso, unido a pequeños cambios reglamentarios técnicos, les ha dado una nueva vida a sus propulsores.

En Mercedes, de la mano de Ola Kallenius, se acerca otra revolución, con menos estrella y más deportividad de la mano de AMG y con un traslado de ingenieros de motores desde Inglaterra a Alemania. Es como si ambas empresas se hubieran puesto de acuerdo ahora que se han quedado solos como grandes fabricantes. Veremos cuánto tarda en aparecer el nombre de FIAT muy grande en los Ferrari o incluso la marca Abarth.