Daimler Sovereign

El Daimler Sovereign, versión equivalente al 420 de Jaguar, fue, de alguna forma, un paso intermedio entre dos de las berlinas más atractivas fabricadas por Jaguar, el Mk 2 y el XJ6, este último heredó la mayoría de las soluciones técnicas ya introducidas en el Sovereign y el 420 aparecidos en el año 1966.

Daimler Sovereign
Daimler Sovereign

En los años 60, Jaguar ofreció a sus clientes un buen número de berlinas diferentes todas ellas basadas en su conocido motor de 6 cilindros en línea con doble árbol de levas en culata. Parte de estas berlinas salieron al mercado con el nombre de Daimler, aunque con pequeñas diferencias de acabado, desde que en 1960 Jaguar se hiciera cargo de la marca perteneciente al grupo B.S.A.En 1960, Daimler perdió gran parte de su personalidad y, aunque siguió fabricando el Majestic Major y Limousine con motor V8 de 4,5 litros de 220 CV y el V8 250 con la misma carrocería que los Jaguar MK 2, la realidad es que poco a poco los Daimler, o bien utilizaron mecánicas Jaguar en sus versiones de carrocerías específicas, como en el caso del DS 420, o pasaron a ser directamente modelos de Jaguar con un equipamiento algo más completo, como ocurre con el coche de esta prueba, que lleva de serie detalles como el aire acondicionado y las llantas de radios.Sea como fuere, en el Salón de Londres de 1966 Jaguar presentaba el 420, modelo que al poco tiempo Daimler presentaría como Sovereign y que estaba claramente inspirado en el S Type. Su parte trasera era muy parecida, aunque un poco más ancha, y su frontal procedía del MK X. La realidad es que el Daimler Sovereign se parecía tanto al modelo grande de Jaguar que parecía un MK X hecho a una escala ligeramente más pequeña.Debajo del capó, en lugar de llevar el 3.8 del S Type se montó el nuevo 6 cilindros en línea de 4,2 litros que apareció por primera vez en 1964 en el E Type y el MK X, aunque con un rendimiento un poco más bajo, ya que en lugar de montar los tres carburadores SU de sus hermanos, con los que se conseguía un rendimiento de 265 CV, se utilizaron solamente dos SU H8 quedando la potencia final en 248 CV, según algunos catálogos y en 245 según otros. Esta solución hizo que se perdiera gran parte de las posibilidades de la culata Straight-Port, aunque a cambio el motor ganó capacidad de respuesta a bajas revoluciones, suavidad de funcionamiento y se simplificó la puesta a punto de la carburación.La unidad utilizada para esta prueba, un modelo del año 1967 muy bien restaurado por Ingo Nannsen, se trata de una versión con cambio automático Borg-Warner de tres velocidades con el que se consigue una excelente suavidad de marcha, a cambio de una cierta lentitud en los cambios, pero cuyo desarrollo final en 3ª -de 36,5 km/h a 1.000 rpm- y la cantidad de par disponible desde pocas revoluciones permiten que el coche se mueva con facilidad en la marcha más larga, a la vez que se pueda viajar a velocidades relativamente altas sin forzar mucho el motor, ya que a 3.500 rpm ya se rueda muy cerca de los 130 km/h. Ciertamente que se puede ir claramente más rápido haciendo subir la aguja del cuentarrevoluciones, pero los regímenes altos no parecen gustarle mucho a este 6 cilindros de doble árbol de levas en cabeza, y si tratamos de apurar sus posibilidades acercándonos a su velocidad máxima oficial de 200 km/h, lo que supone poner el motor a 5.500 rpm, los riesgos de quemar una válvula o dejar hecha polvo una biela comienzan a ser muy probables.Ya que hablamos de la forma de andar de este modelo, también conviene destacar el excelente confort de sus suspensiones independientes en los dos trenes, con las que se consigue un nivel de confort y un agarre a la calzada claramente mejor que el de su hermano menor el MK 2, que se contentaba con un simple eje rígido guiado por ballestas en el tren trasero. Como la gran parte de los Jaguar y sus hermanos Daimler de esa época, el Sovereign no admite una conducción excesivamente deportiva, debido a los tarados suaves de sus suspensiones, ya que la carrocería toma mucha inclinación en curvas y los neumáticos de perfil alto empiezan a protestar claramente cuando se les fuerza, pero en un tipo de conducción más tranquila, que es la que realmente pide el coche, especialmente con cambio automático, viajar con el Sovereign es una auténtica delicia. Su dirección asistida Varamatic es bastante precisa, especialmente cuando se circula rápido, momento en el que viene muy bien la disminución de la asistencia.