Chevrolet 3100 Stepside de Luxe

Esta pick up Chevrolet posee la cualidad de trasladarnos al instante a un entorno muy cinematográfico, la segunda mitad de los años cincuenta en los Estados Unidos. Son vehículos que aparecen en cualquier película ambientada en esa época y, por extensión, en anuncios televisivos de pantalones, helados o lo que sea, seguramente por su estética muy cuidada para tratarse de una camioneta.

Chevrolet 3100 Stepside de Luxe
Chevrolet 3100 Stepside de Luxe

Para ponerse al volante de esta camioneta es preciso, ya con la puerta abierta, apoyar un pie en el escalón interior y trepar hasta el asiento bicolor, tapizado en tonos a juego con la pintura roja (Cardinal Red) y blanca (Arabian Ivory) de la carrocería. Su dueño tuvo que pisar el pedal de arranque durante varios segundos, ya que, al no haberse movido durante un par de semanas, la gasolina que podía quedar en la cuba del carburador se había evaporado. Pronto el motor de seis cilindros se hizo notar, con el ralentí constante, pero a régimen elevado por la acción del estrangulador.A la luz de la calle, llaman la atención los numerosos componentes cromados de la Chevrolet 3100 Stepside, comenzando por unos parachoques que siguen el perfil frontal de la carrocería y siguiendo con la rejilla de la calandra, el contorno de los faros principales y auxiliares, los embellecedores del ancho escudo Chevrolet y el motivo de inspiración aeronáutica colocado en la cima del capó. A todo esto, el día que hicimos las fotografías estaba todavía sin colocar el cerquillo cromado que rodea al parabrisas: después de buscarlo a lo largo y ancho de los Estados Unidos y acabar encontrando un suministrador, llegó dicho cerquillo en septiembre y ya está colocado. Como pueden ver en las fotografías, también hay cromados en los tapacubos de las ruedas, los retrovisores, el tapón de llenado de combustible y el contorno de las ventanillas.Si la presencia exterior resulta llamativa, cuando subimos a la cabina nos encontramos también con un interior espectacular. Volvemos a toparnos con combinaciones bicolores en el volante, salpicadero, vestiduras de las puertas e incluso en la tapicería de los asientos y en el techo. Una vez repuestos de la impresión, nos centramos en el conocimiento del puesto de conducción, algo imprescindible antes de rodar a los mandos de esta llamativa Chevrolet pick up.A la derecha del velocímetro graduado hasta 100 millas por hora se introduce la llave de contacto y se pone en posición, paso previo para accionar el pedal de arranque -situado al lado del acelerador- y poner en marcha el motor. Al soltar el embrague, nuestra protagonista abandona la inmovilidad suavemente para pedir el cambio a segunda en cuanto comprobamos que nos sobra mucha fuerza, ya que la primera está pensada para las situaciones más difíciles, como arrancar cuesta arriba a tope de carga y con tres o cuatro ocupantes en el asiento corrido. De hecho, siempre que el firme sea llano y la plataforma de carga esté vacía se puede salir en segunda marcha con total facilidad y sin riesgo a calar el motor. En comparación con los coches normales, vamos bastante más elevados y la visibilidad es excelente en cualquier ángulo. Al principio cuesta hacerse a un volante grande y algo más inclinado de lo habitual, como también hay que acostumbrarse a un cambio en la columna de la dirección que exige hacer las maniobras con la debida calma: al fin y al cabo, el motor es tan elástico que en carretera abierta se puede ir siempre en tercera y con una buena respuesta a la presión sobre el pedal del gas, salvo en aquellas ocasiones que sea preciso rodar a menos de 40 km/h o subir cuestas muy pronunciadas.A la hora de hablar de su comportamiento en carretera y la potencia de sus frenos, recordaremos que se trata de un vehículo de carga, cuyo mayor mérito es simplificar la conducción para llegar a destino con la mercancía intacta. En este sentido, los ejes rígidos guiados por ballestas en ambos ejes son una solución robusta y en este caso suavizada para que haya un confort suficiente en vacío, mientras que los frenos de tambor obligarán a las oportunas precauciones cuando toque bajar un puerto a plena carga, situación que no creemos que llegue a plantearse alguna vez.Finalmente, un comentario anecdótico acerca de los dados que van colgados del retrovisor interior. Durante una época, la mera exhibición de dichos dados significaba que el dueño se apostaba su coche en una prueba de aceleración con salida desde el siguiente semáforo en rojo. Obviamente, esta Chevrolet lleva los dados como objeto decorativo, no vaya a ser que se encuentre con un muscle car provisto de dados e Ignacio acabase volviendo a casa en un taxi. Sería distinto si lo que estuviese en juego es un premio a la estética del conjunto y a la calidad de la restauración, campos en los que nuestra estrella invitada tiene muchas bazas para salir victoriosa.Nuestro agradecimiento a Ignacio Bernal y a su hija Lourdes por la ayuda prestada en la realización de este reportaje.