En la actualidad, el Golf Cabrio ofrece suficientes argumentos para empezar a considerarlo ya una opción de compra y de conservación. El principal quizá sea la posibilidad de disponer de un descapotable de los de antes a un precio módico. ¿Cuántos modelos encontramos en el mercado por menos de seis mil euros? Y ahora viene la segunda parte de la pregunta: ¿Cuántos tienen la polivalencia y la capacidad suyas de desenvolverse en el tráfico de hoy día, y sin miedo a que un percance obligue a mantenerlo en dique seco durante meses y meses porque no se encuentra la pieza necesaria o quién lo repare?
Si hacemos bien las cuentas, poco a poco iremos estrechando el círculo hasta que, por uno u otro motivo, la mayoría de candidatos se haya descartado. Sin lugar a dudas, el tratarse de un convertible creado a partir una berlina le supone un valor añadido desde el punto de vista práctico. Por ejemplo, las incomodidades inherentes a los bajos y estrechos spider biplazas, diseñados ex profeso, están superadas en su carrocería amplia y alta, aportando ventajas respecto a los anteriores, o sea, un fácil acceso a los asientos, una postura elevada, una visibilidad exterior perfecta, y un gobierno cómodo de los elementos de la conducción.
Por otro lado, el accionamiento de la capota está tan bien estudiado que una sola persona puede plegarla y desplegarla, fácil y rápidamente. Además, presenta un ajuste sobresaliente en cualquiera de las dos posiciones. Otro capítulo que obtiene buena nota en este apartado se refiere a las plazas posteriores, cuya habitabilidad casi consigue las mismas cotas y el acomodo que en la berlina. En su descargo, y aunque sobre el papel este asiento esté homologado para tres personas, el diseño y el espacio real son para dos.
Estructuralmente, esta versión nacía a partir de la carrocería autoportante común a todos los Golf. Luego, Karmann la reforzaba en los puntos más sujetos a las fuerzas de torsión: los estribos inferiores de las puertas, los montantes del parabrisas, la estructura transversal que soporta el salpicadero, y los extremos anterior y posterior del propio bastidor; y remataba el trabajo soldando esa característica y robusta barra anti-vuelco. .
Como venimos apuntado desde el principio de este artículo, el Cabrio y elGTi no sólo parten de idéntica base, sino que comparten esa exclusividad y ese estilo propio que los hace característicos. .
En el apartado mecánico hemos de volver a compararlos, pues para empezar, la versión original del descapotable equipaba el motor del legendario deportivo: el cuatro cilindros de 1,6 litros, inyección Bosch K-Jetronic y 110 CV. Sucesivamente le irían incorporando otras variantes desde 1,1 (52 CV) a 1,8 litros (112 CV), con carburación o inyección. El ejemplar que ilustra estas páginas está dotado del 1.600 cc con carburador. Esta versión de 75 CV suponía la opción económica a un coche ya de por sí caro, sobre todo en países como España donde los impuestos arancelarios gravaban demasiado el precio original. Aún con todo, y pese a una disminución significativa de las prestaciones de alguna versión respecto al mito, el Golf como modelo sentó cátedra por su equilibrio general entre comodidad, estabilidad, seguridad y prestaciones, al que lógicamente no fue ajeno el Cabrio.
En estas variantes intermedias, la disminución de potencia se contrarrestaba con una máxima elasticidad del cuatro cilindros de culata de aleación. Baste indicar que el régimen de par máximo (12,5 mkg) se sitúa a sólo 2.500 rpm, subiendo de vueltas con cierto brío desde casi las 1.500. Quizá el punto crítico sean los desarrollos del cambio. Las autovías actuales disimulan el salto que existe entre las marchas superiores, demasiado largas para beneficio del consumo -la quinta se nominaba E [económica]-,pero que en zonas escarpadas y con curvas, como eran las carreteras españolas hasta no hace tanto tiempo, restaban brío a la conducción. En concreto, este Golf compensa esa falta de alegría mecánica con una estabilidad y un aplomo, en aceleración y en frenada, superiores a la media de sus coetáneos, y equiparable, si cabe, con modelos de ahora. En general, el coche se conduce con facilidad, transmite confianza enseguida e invita a viajes de puro placer con la capota plegada atrás. En cuanto a su conservación y vigilancia, el Golf hace gala de las afamadas robustez y fiabilidad germanas. Siguiendo el programa periódico de revisiones, cambios de líquidos y correas y puestas a punto, los motores suelen soportar 150.000 km sin problemas. Los profesionales recomiendan, por ejemplo, cambiar la correa de la distribución cada 40.000 km y utilizar aceites de buena calidad sobre todo en las versiones más potentes, que admiten regímenes elevados. Estructuralmente tampoco plantea excesivos quebraderos de cabeza a quien posea o busque poseer uno.
Los puntos críticos en los cabrios se centran en las zonas reforzadas. Conviene inspeccionar y reparar bien, en caso de golpe, los estribos laterales y la viga delantera. Los anclajes de las torretas de suspensión, el perfil inferior del marco del parabrisas y la parte interna donde se aloja la capota son lugares propensos a la corrosión.
Por fortuna, la red oficial de Volkswagen garantiza el abastecimiento de repuestos y la restauración de unidades más o menos abandonadas. A ella están empezando a sumarse en los últimos tiempos los especialistas en los Escarabajos.