Deshabitado en los años ‘60 debido a la construcción del embalse de Loriguilla, los habitantes del Domeño antiguo fueron trasladados al nuevo núcleo de la población situado en tierras de la Masía del Carril, en el término municipal de Liria. Derruida definitivamente en 2001, de la población reconocemos a duras penas el castillo, único superviviente y testigo de lo que una vez fue una población.
La superficie del término es muy montañosa, con alturas que sobrepasan los 1.000 m como la Umbría Negra (1.045 m).
El río Turia se adentra en el término por el oeste y le afluye cerca del pueblo el río Chelva. El antiguo núcleo está cercado por los dos ríos que confluyen al pie de la montaña. Drenan el territorio los barrancos del Lobo, de los Diablos, de la Cueva de la Mora y de la Marta.
Los vestigios más antiguos encontrados en el término de Domeño quizá se remonten al VI o V milenio anterior a nuestra Era. Son unos sílex tallados de pequeño tamaño que aparecen en la cueva Torme, situada en la partida del mismo nombre, en una ladera del monte Tormagal.De la Edad del Bronce son algunas cerámicas y piedras encontradas al pie del monte Tormagal.Pertenecientes a poblados ibéricos son los restos que se conservan en los Baños de Verche, de las Fuentecillas de Arriba, en Jórgola Alta y en la ladera este del Tormagal, monte que, al parecer, fue un importante centro de vida durante casi todos los tiempos antiguos. También de época ibérica son los pequeños vasos, principalmente de tipo caliciforme, aparecidos en la cueva del Colmenar, que debió estar dedicada a algún culto religioso todavía desconocido, como parece deducirse de las vasijas encontradas que podrían tener un carácter ritual como vasos para libaciones.Algunos historiadores han situado en Domeño la ceca de Damanium, en la que se acuñaron monedas de bronce con epígrafes en letras ibéricas, pero la corriente actual de las investigaciones numismáticas considera que dicha ceca estuvo en territorios del norte peninsular.De origen musulmán, el Castillo se encuentra en lo alto de un pequeño cerro fácilmente reconocible en la última parte de la ruta. Fue rehabilitado durante la Primera Guerra Carlista por el general isabelino Aspiroz. Actualmente se halla en ruinas y en un paraje desolado junto a la población abandonada. Conserva bastante bien su recinto amurallado y también se aprecian los basamentos de su torre principal y algunos elementos auxiliares.El Embalse de Loriguilla, próximo a la población de Chulilla, es otro lugar interesante para visitar. Causante no sólo de la movilización de los habitantes de Domeño, también se cobró cómo víctima la población de Loriguilla, de la que actualmente solamente queda la iglesia, la escuela y el cementerio. No obstante, el embalse, de singular belle-za, merece una visita.Te recomendamos visitar los municipios de Chelva y Chulilla, poblaciones cercanas al final de esta ruta y que destacan por su gastronomía y riqueza en espacios naturales.Sin duda, merece la pena pasear por el casco urbano: el antiguo Ayuntamiento, los restos de la muralla árabe, ermitas del siglo XVII, los barrios judíos y árabes…De los alrededores de Chelva destacamos:— El Acueducto romano de la Peña Cortada, de la época imperial (s. II d.C.)
— La Torrecilla, una antigua torre de defensa situada en un altozano, próxima al pueblo.
— El Convento de Franciscanos de Chelva (s. XIV), al que se accede por el camino que baja al Molino Puerto. El Castillo de Chulilla, declarado Monumento Histórico Artístico en 1981, corona el término de Chulilla que, además, posee paisajes de impresionante belleza:
— El Cañón del Turia: belleza en estado puro, poco conocido, es uno de los parajes más hermosos y atractivos de la región.
— El Charco Azul, un remanso natural del río Turia situado a escaso kilómetro y medio del pueblo.
— Otros remansos naturales conocidos como «La Peña La Judía», «El Remanso Las Mulas» y «Las Canales».
— El Monte la Muela que, tras el esfuerzo que supone coronarlo, nos regala unas espectaculares vistas del casco urbano, y, en el horizonte, podemos avistar Villar del Arzobispo, pueblo donde comenzamos nuestra ruta. La comarca de Los Serranos está situada al noroeste de la provincia de Valencia, entre las provincias de Castellón, Teruel y Cuenca. Se trata de una comarca de interior, con una pobre economía agrícola y forestal y que presenta núcleos de población pequeños y muy diseminados (Aras de los Olmos, Alpuente, Titaguas, Tuéjar, La Yesa, Benagéber, Villar del Arzobispo, Andilla, etc).Esta comarca se encuentra ubicada al sur del Macizo del Javalambre (2.020 m), dentro del Sistema Ibérico, con una altitud que varía entre los 181 m. en el río Turia, en Pedralba, y los 1.545 m de la Muela del Buitre, en Alpuente.Dentro de esta amplia comarca destaca la subcomarca denominada «Alto Turia», constituida por un total de cinco municipios mancomunados (Aras de los Olmos, Benagéber, Chelva, Titaguas y Tuéjar), y que debe su nombre al profundo cañón que forma el río Turia a su paso por estas sierras.Estas comarcas «pobres» del interior valenciano poseen un patrimonio natural rico y variado, que permite disfrutar de prácticamente cualquier tipo de actividad al aire libre.Hasta los años ’60, el pueblo descansaba en la falda de las montañas y ocupaba parte del valle; en fue completamente derruido. Ahora, desde el tramo final de nuestra ruta no vemos nada, tan sólo, en lo alto de un cerro, los restos de un castillo.Desde lo alto del pantano de Loriguilla, es habitual ver este salto de agua no natural, aunque bello. Resulta chocante e inesperado si tenemos en cuenta el paisaje en el que nos encontramos. Desde el punto final de nuestra ruta, un lugareño nos cuenta que no es inusual encontrar a gente tomando un baño junto a la cascada en los meses de calor.En Villar del Arzobispo destacamos la Olla Churra como plato popular, en la que se cuecen a fuego lento patatas del terreno, alubias, cardo, morcilla (morca), morro de cerdo, hueso rancio de la jarra; también son muy típicas las Gachas hechas con harina de trigo. Tampoco hay que olvidarse de los embutidos, de muy buena calidad, sobretodo los conservados en la jarra, con aceite, como las «morcas de la jarra».Los dulces típicos, aparte de los comunes en la mayoría de pueblos, destacan dos que son exclusivos de El Villar: los Congretes y las Rosas, dulces realizados con harina, aceite y azúcar, los primeros, y con huevo batido mojados en moldes de hierro que forman el dibujo de una rosa, los segundos. Todo regado con selectos vinos, de fama internacional, como el Viña Villar. Losa del Obispo, es parada obligatoria para aquellos que gustan de embutidos de calidad y de la carne de cordero.En Chulilla podemos degustar, entre otros, los siguientes platos populares: la Olla de Carne, la Olla de Berzas y el Rin-Ran…
— La Ruta