Hace poco nos hacíamos eco desde Autopista.es de la anexión de Mitsubishi a la alianza Renault-Nissan. Ahora entre otras dos japonesas anda el juego. Los fabricantes Suzuki Motors y Toyota Motor Company están detrás de la firma de un acuerdo para formar un frente común tecnológico y así compartir los elevados costes que supone las inversiones en I D en la industria del motor, además de avanzar en el futuro de la movilidad, según han anunciado Akio Toyoda y Osamu Suzuki en Tokyo.
Las conversaciones aún se encuentran en un estadio precoz, por lo que no se sabe en qué grado de implicación trabajarán las dos empresas de manera conjunta. Pero el objetivo está claro: “lograr la estandarización tecnológica de la industria”, según ha señalado Toyota en un comunicado. En el mismo no se habla de fusión completa, es decir, que el primer fabricante de automóviles del mundo podrá competir “de manera justa e independiente’ con el tercer fabricante de Japón. En definitiva, estamos hablando de una ‘relación abierta’ en la que incluso ambas empresas no descartan la aceptación de otros participantes en esta colaboración.
Suzuki admite que su decisión responde a "una sensación de incertidumbre" sobre el ritmo cada vez más vertiginoso del avance tecnológico en la industria automovilística. Por su parte, Toyota reconoce que es una tendencia entre otros fabricantes y sería una solución para recuperar el terreno perdido con respecto a sus competidores europeos y norteamericanos “cuando se trata de la creación de estandarizaciones y asociación con otras empresas". Con esta colaboración serían capaces de superar estos problemas, sin embargo, ningunos de los dos fabricantes se atrevieron a poner fecha para la firma de este acuerdo.
Escándalo en Suzuki
Suzuki podría ser la máxima beneficiaria de esta sociedad, sobre todo después de que el pasado mes de mayo admitiera que midió las emisiones de al menos 16 modelos en Japón con métodos no homologados, aunque negó que falseara los resultados. El escándalo fue lo suficientemente importante como para forzar el CEO de la compañía, Osamu Suzuki, a retirarse como consejero delegado. Además, en septiembre funcionarios japoneses castigaron a la empresa después de que investigadores descubrieran errores de contabilidad en tributación.
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