Cadillac: un siglo de lujo a la americana

Creó la primera limousina y la bautizó con el nombre de un jefe indio. Cadillac acaba de cumplir cien años y todavía continúa siendo la marca que mejor define el sueño americano.

BMW Z8, ¿cómo suenan los sueños?

En los años 50, el BMW 507 alcanzó la condición de leyenda. Era un deportivo con aires salvajes, un biplaza fuera de toda proporción que se adueñó de los circuitos. Su objetivo: alcanzar una velocidad punta superior a los 200 km/h. Después de 40 años llega el Z8, un homenaje de la marca alemana a aquel vehículo hecho para soñar

BMW Z8, ¿cómo suenan los sueños?

En los años 50, el BMW 507 alcanzó la condición de leyenda. Era un deportivo con aires salvajes, un biplaza fuera de toda proporción que se adueñó de los circuitos. Su objetivo: alcanzar una velocidad punta superior a los 200 km/h. Después de 40 años llega el Z8, un homenaje de la marca alemana a aquel vehículo hecho para soñar

Fiat busca en su pasado el coche del futuro

En 1922, Lancia, hoy una parte de Fiat, montaba en su modelo Lambda un bastidor que supuso una revolución: era portante. El sistema se popularizó tras la II Guerra Mundial y luego fue superado por el bastidor autoportante. Ahora, resucita.

Fiat busca en su pasado el coche del futuro

En 1922, Lancia, hoy una parte de Fiat, montaba en su modelo Lambda un bastidor que supuso una revolución: era portante. El sistema se popularizó tras la II Guerra Mundial y luego fue superado por el bastidor autoportante. Ahora, resucita.

¿Medios de transporte u obras de arte?

La pasada edición de Arco, la Feria del Arte Contemporáneo de Madrid, fue testigo de un acontecimiento poco usual: un coche de serie se presentaba como si de una obra de arte más se tratase. Era el Renault Avantime, la última apuesta de futuro de los diseñadores de la casa francesa. Pese a lo extraño del acto, no es la primera vez que algún vehículo entra en un espacio reservado al arte. El Guggenheim de Bilbao acoge desde hace poco una exposición de motocicletas y, en 1998, el Reina Sofía de Madrid exhibía coches y motos como parte de una muestra dedicada al diseño industrial. ¿Por qué esta constante atracción entre coches y arte?

¿Medios de transporte u obras de arte?

La pasada edición de Arco, la Feria del Arte Contemporáneo de Madrid, fue testigo de un acontecimiento poco usual: un coche de serie se presentaba como si de una obra de arte más se tratase. Era el Renault Avantime, la última apuesta de futuro de los diseñadores de la casa francesa. Pese a lo extraño del acto, no es la primera vez que algún vehículo entra en un espacio reservado al arte. El Guggenheim de Bilbao acoge desde hace poco una exposición de motocicletas y, en 1998, el Reina Sofía de Madrid exhibía coches y motos como parte de una muestra dedicada al diseño industrial. ¿Por qué esta constante atracción entre coches y arte?

El Garaje del artista

El automóvil es uno de los elementos que definen el siglo XX: pasión por el avance técnico, el diseño industrial y la superación del hombre en su carrera por derrotar al tiempo y a la velocidad. El arte, como testigo y notario de su época, no ha escapado al influjo de estas máquinas prodigiosas. La Fundación Barreiros ha organizado una notable exposición que recoge esta fructífera relación en el arte español.

El Garaje del artista

El automóvil es uno de los elementos que definen el siglo XX: pasión por el avance técnico, el diseño industrial y la superación del hombre en su carrera por derrotar al tiempo y a la velocidad. El arte, como testigo y notario de su época, no ha escapado al influjo de estas máquinas prodigiosas. La Fundación Barreiros ha organizado una notable exposición que recoge esta fructífera relación en el arte español.

Pegaso Z-102 y 103, sueños de un tiempo oscuro

Salvo excepciones, la automoción española del siglo XX no alcanzó las cotas de refinamiento y esplendor que vivió la industria en países como Italia, Gran Bretaña o Alemania. Sin embargo, hubo hitos que asombraron al mundo. Los impresionantes automóviles Pegaso de Competición, construidos en los años 50, son buena muestra del potencial de nuestros ingenieros. El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona rinde homenaje a un tiempo de ilusiones perdidas.